No! those days are gone away
And their hours are old and gray,
And their minutes buried all
Under the down-trodden pall
Of the leaves of many years:
Many times have winter's shears,
Frozen North, and chilling East,
Sounded tempests to the feast
Of the forest's whispering fleeces,
And the twanging bow no more;
Silent is the ivory shrill
Past the heath and up the hill;
There is no mid-forest laugh,
Where lone Echo gives the half
To some wight, amaz'd to hear
Jesting, deep in forest drear.
You may go, with sun or moon,
Or the seven stars to light you,
Or the polar ray to right you;
But you never may behold
Little John, or Robin bold;
Never one, of all the clan,
Thrumming on an empty can
Some old hunting ditty,
while
He doth his green way beguile
To fair hostess Merriment,
Down beside the pasture Trent;
For he left the merry tale
Gone, the song of Gamelyn;
Gone, the tough-belted outlaw
Idling in the "grenè shawe";
All are gone away and past!
And if Robin should be cast
Sudden from his turfed grave,
And if Marian should have
Once again her forest days,
She would weep, and he would craze:
He would swear, for all his oaks,
Fall'n beneath the dockyard strokes,
Have rotted on the briny seas;
She would weep that her wild bees
Sang not to her—strange! that honey
Can't be got without hard money!
Honour to the old bow-string!
Honour to the bugle-horn!
Honour to the woods unshorn!
Honour to the Lincoln green!
Honour to the archer keen!
Honour to tight little John,
And the horse he rode upon!
Honour to bold Robin Hood,
Sleeping in the underwood!
Honour to maid Marian,
And to all the Sherwood-clan!
Though their days have hurried by
Sus horas están viejas y grises
Y sus minutos yacen sepultados
Bajo la pisoteada mortaja
De las hojas de muchos años.
Muchas veces las tijeras del Invierno,
El helado Norte y el frío Este,
Con sonoras tempestades la fiesta
Del bosque susurrante esquilaron,
Puesto que los hombres no pagaban renta ni alquiler.
Y tampoco la cuerda del arco;
El silencio, de estridente marfil,
Atraviesa el matorral y sube la colina.
No hay risas en medio del bosque
Donde Eco, solitaria, asusta
A algún caminante azorado de oír
Puedes ir con Sol o con Luna
O a la luz de siete estrellas
O guiado por el rayo polar
Pero nunca podrás contemplar
Al Pequeño John o al atrevido Robin
Y nunca a ninguno del clan
Golpeando en un cacharro vacío
Alguna vieja cancioncita de caza
Mientras va por el verde camino
Hacia la honesta posadera Merriment
Abajo, en las pasturas de Trent;
Porque él dejó el alegre cuento,
Emisario de aromática cerveza.
Perdida, la canción de Gamelyn;
Perdidos, los duros bandoleros
Que haraganeaban en el verdecito,
¡Todo perdido y pasado!
Y si Robin se levantara de su tumba
Cubierta de césped,
y si Marian
Volviera aún a los días del bosque.
Ella querría llorar y él volverse loco;
Maldeciría porque todos los robles
Fueron derribados por los astilleros
Y hoy se pudren en los mares salados;
Lloraría Marian porque sus abejas salvajes
No cantarían para ella. ¡Extraño!
¡Honor a la vieja cuerda del arco!
¡Honor al cuerno de caza!
¡Honor a los bosques intocados!
¡Honor al verde de Lincoln!
¡Honor al arquero hábil!
¡Honor al duro pequeño John!
¡Y al caballo que montaba!
¡Honor al atrevido Robin Hood
que duerme bajo los árboles!
¡Honor a la moza Marian!
¡Y a todo el clan de Sherwood!
Aunque sus días volaron
Un par de versos les debemos.
John Keats (1795-1821)
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