jueves, 9 de noviembre de 2023

A CARLOS PACHECO, UN AMIGO

No! those days are gone away 
And their hours are old and gray, 
And their minutes buried all 
Under the down-trodden pall 
Of the leaves of many years: 
Many times have winter's shears, 
Frozen North, and chilling East, 
Sounded tempests to the feast 
Of the forest's whispering fleeces, 
Since men knew nor rent nor leases.
No, the bugle sounds no more, 
And the twanging bow no more; 
Silent is the ivory shrill 
Past the heath and up the hill; 
There is no mid-forest laugh, 
Where lone Echo gives the half 
To some wight, amaz'd to hear 
Jesting, deep in forest drear.
On the fairest time of June 
You may go, with sun or moon, 
Or the seven stars to light you, 
Or the polar ray to right you; 
But you never may behold 
Little John, or Robin bold; 
Never one, of all the clan, 
Thrumming on an empty can 
Some old hunting ditty, 
while He doth his green way beguile 
To fair hostess Merriment, 
Down beside the pasture Trent; 
For he left the merry tale 
Messenger for spicy ale.
Gone, the merry morris din; 
Gone, the song of Gamelyn; 
Gone, the tough-belted outlaw 
Idling in the "grenè shawe"; 
All are gone away and past! 
And if Robin should be cast 
Sudden from his turfed grave, 
And if Marian should have 
Once again her forest days, 
She would weep, and he would craze: 
He would swear, for all his oaks, 
Fall'n beneath the dockyard strokes, 
Have rotted on the briny seas; 
She would weep that her wild bees 
Sang not to her—strange! that honey 
Can't be got without hard money!
So it is: yet let us sing, 
Honour to the old bow-string! 
Honour to the bugle-horn! 
Honour to the woods unshorn! 
Honour to the Lincoln green! 
Honour to the archer keen! 
Honour to tight little John, 
And the horse he rode upon! 
Honour to bold Robin Hood, 
Sleeping in the underwood! 
Honour to maid Marian, 
And to all the Sherwood-clan! 
Though their days have hurried by 
Let us two a burden try.

John Keats (1795-1821)
¡No! Aquellos días se fueron. 
Sus horas están viejas y grises 
Y sus minutos yacen sepultados 
Bajo la pisoteada mortaja 
De las hojas de muchos años. 
Muchas veces las tijeras del Invierno, 
El helado Norte y el frío Este, 
Con sonoras tempestades la fiesta 
Del bosque susurrante esquilaron, 
Puesto que los hombres no pagaban renta ni alquiler.
         
No, ya no suena más el cuerno 
Y tampoco la cuerda del arco; 
El silencio, de estridente marfil, 
Atraviesa el matorral y sube la colina. 
No hay risas en medio del bosque 
Donde Eco, solitaria, asusta 
A algún caminante azorado de oír 
Bromas en la profunda espesura.
En el buen tiempo de Junio 
Puedes ir con Sol o con Luna 
O a la luz de siete estrellas 
O guiado por el rayo polar 
Pero nunca podrás contemplar 
Al Pequeño John o al atrevido Robin 
Y nunca a ninguno del clan 
Golpeando en un cacharro vacío 
Alguna vieja cancioncita de caza 
Mientras va por el verde camino 
Hacia la honesta posadera Merriment 
Abajo, en las pasturas de Trent; 
Porque él dejó el alegre cuento, 
Emisario de aromática cerveza.
Perdida, la alegre batahola; 
Perdida, la canción de Gamelyn; 
Perdidos, los duros bandoleros 
Que haraganeaban en el verdecito, 
¡Todo perdido y pasado!
 Y si Robin se levantara de su tumba Cubierta de césped, 
y si Marian Volviera aún a los días del bosque. 
Ella querría llorar y él volverse loco; 
Maldeciría porque todos los robles 
Fueron derribados por los astilleros 
Y hoy se pudren en los mares salados; 
Lloraría Marian porque sus abejas salvajes 
No cantarían para ella. ¡Extraño! 
Esa miel Ya no puede obtenerse sin duro dinero.
Así es. Y a pesar de todo, cantemos. 
¡Honor a la vieja cuerda del arco! 
¡Honor al cuerno de caza! 
¡Honor a los bosques intocados! 
¡Honor al verde de Lincoln! 
¡Honor al arquero hábil! 
¡Honor al duro pequeño John! 
¡Y al caballo que montaba! 
¡Honor al atrevido Robin Hood 
que duerme bajo los árboles! 
¡Honor a la moza Marian! 
¡Y a todo el clan de Sherwood! 
Aunque sus días volaron 
Un par de versos les debemos.

John Keats (1795-1821)

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