Divertidísimo, ameno, didáctico y sobre todo NECESARIO este segundo libro de Pedro Cabello -el anterior,
Arqueología Bíblica, ardo ya en deseos de leerlo-, aunque albergo yo serias dudas de que su
target de jóvenes lectores al que supongo va dirigido lleguen a leerlo, o a leer cualquier otro, no es nada personal.
El sacerdote y estudioso de La Biblia desglosa en breves epígrafes temáticos los episodios del libro sagrado con un conocimiento, franqueza y sobre todo HUMOR nunca visto en un católico y menos aún en un experto en estos temas.
Sobre la imposibilidad de los cristianos de reunirse en celebraciones durante la pandemia, un americano hizo el año pasado una definición de la Iglesia DEFINITVA:
"SON UN CLUB DE LECTURA EN DONDE NINGUNO DE LOS ASISTENTES SE HA LEÍDO EL LIBRO DEL QUE SE VA A HABLAR".
Durante muchos años la Iglesia evitó que el pueblo llano tuviese acceso al texto completo de LA COLECCIÓN DE LIBROS DE DIFERENTES AUTORES Y ERAS que conforman el Antiguo Testamento, supuestamente por que su complejidad pero más probablemente por que han sido muchos los que han perdido la Fe al darse cuenta de en qué clase de DIOS la hemos puesto.
Tampoco es culpa de los Cristianos: es herencia de los Judíos de los que, por supuesto, por mal que suene, nosotros no somos más que una HEREJÍA, por muy popular que haya resultado.
Así, el autor desglosa los más pintorescos y destacados episodios Bíblicos, comparándolos con reality shows, películas, series de televisión y hasta dichos pueblerinos, dando una "explicación" de los mismos, por supuesto dentro de la doctrina católica, añadiendo gran cantidad de chascarrillos que no siempre son tan graciosos como el sacerdote imagina, pero eso es peccata minuta al lado de la inmensa labor pedagógica de las CUATROCIENTAS páginas del volumen que se leen, en veces, con verdadera fruicción.
Puedo recomendar y recomiendo esta obra como LA MEJOR GUÍA DE LECTURA BÍBLICA para todos los públicos, lo cual no exime de la lectura del texto original.
Comprobará entonces quizás el lector que, por razonadas y "creativas" que son las justificaciones del comportamiento de YAHVÉ en sus más controvertidos episodios no llegan a salvar ese "pequeño detalle" que ya preocupaba a los autores neoplatónicos y primeros padres de la Iglesia:
De ninguna de las maneras el tiránico, carnicero, celoso, menguado Dios de los Hebreos, tal y como aparece reflejado, puede "pegar ni con cola" con al Padre Amante y Misericordioso del Cristo del Nuevo Testamento.
Para tratarse de supuestos TEXTOS INSPIRADOS, la caracterización de Dios como PERSONAJE está peor "guionizada" que el SÁLVAME actual, y sus acciones y expresiones no solo chocaban ya a autores de comienzos de la era cristiana -y anteriores, pues precisamente para corregirlas escribieron los EVANGELISTAS su nueva mitología-, sino que a ojos actuales semejante descripción de la divinidad no es que sea ya CADUCA -fue escrita para pastores de cabras -zoofilicos, por cierto- de hace unos 3000 años- sino que solo podría ser definida como ABSOLUTAMENTE SATÁNICA.
No quiero dejar de añadir que, revelándose como y cuando se revele, el DIOS CREADOR DEL UNIVERSO símplemente no puede escoger a ningún pueblo en especial para revelarse -y si lo hubiese escogido, razones le dan los Israleitas cientos de veces para cambiarlos por otro mejor-, como creo que queda demostrado por el hecho que ya existiesen dioses, religiones y revelaciones EN TODO EL MUNDO Y EN TODO TIEMPO.
De algunas de ellas, a los Cristianos nos queda aún mucho por aprender.
El autor, claro, con sus bromas y chascarillos, intenta quitarle hierro a todos los desmanes de "ese Dios" -que los Neoplatónicos intentaron salvar identificándolo con un demiurgo menor o, directamente, con el mismísimo Lucifer- y tiene una poco científica tendencia a seguir interpretando como "HISTÓRICOS" episodios MITOLÓGICOS como la HUÍDA DE EGIPTO y posteriores cuando por supuesto no hay prueba alguna de ellos como tampoco la hay -y ya le hacemos "spoiler" al siguiente volumen- de la existencia histórica de Jesuscristo.
Pero esperamos que escriba también sobre el NUEVO TESTAMENTO, pues entre bromas y verás hemos aprendido MUCHÍSIMO sobre estos libros, aunque no por ello dejamos de recomendar que quienes busquen espiritualidad lo hagan en autores más modernos e inspirados de una manera más constante y completa, que los hay.
Y no como los autores bíblicos, que si lo fueron, fue como el chiste del intermitente: "Ahora si, ahora no, ahora si..."