La desaparición de la noche a la mañana de la floreciente editorial
Aftershock -cuyos muy interesantes títulos ha venido publicando
PLANETA- o el anuncio de que
IDW reduce el personal a la mitad dan perfecta medida de la angustiosa realidad del cómic americano.
Por eso celebramos con gozo eucarístico el que este nuevo sello independiente, AHOY COMICS, no solo perviva sino que nos ofrezca portentosas maravillas, como la que nos ocupa.
Mark Russell, el guionista, es sin duda uno de los mayores talentos de la industria actual.
Como podréis comprobar en esta nuevo tomo que continúa las aventuras de ese pastiche de Superman que acaba teniendo a un retornado Jesucristo como sidekick, es el perfecto heredero del humor superheróico de Giffen y DeMatteis.
La miniserie arranca con la narración de de la destrucción del planeta de Sunstar, en el que su padre -científico que ha descubierto que les quedan horas de vida- ha de pasar estas atendiendo a una de esas incómodas visitas que se presentan para cenar.
Jesucristo -que se tiene que mudar, por que la superpareja espera un bebé- acudirá a un parque de atracciones bíblico donde sus más que profundos, racionales y sabios mensajes no tendrán más éxito que en su visita original.
"Vuestro principal obstáculo para encontrar a Dios es el concepto ERRÓNEO que tenéis de el", dice "Yisus". Y dice "en verdad".
Russell aprovecha para satirizar no sobre la Religión -que es una cosa muy seria- sino sobre lo que los hombres han hecho de ella, en este caso, el negocio de los telepredicadores.
Y mientras tanto, comienza a reunir unos nuevos discípulos. ¡Esperemos que no sean once Judas y uno bueno!
Pero aún si estas píldoras teológicas o la crítica social de este monstruoso mundo distópico que hemos construido y que ahora nos enferma ya a todos -los más graves y peligrosos, los que no se dan cuenta de que lo están-, Sunstar se las tiene que ver con el regreso de cierta némesis calva empeñado en demostrar que es "la mente criminal más brillante de nuestra era".
La mejor manera de recomendar esta joya es decir que nosotros, que estamos en un momento muy parecidos a los que ese doble de Brian tuvo que atravesar, NOS HEMOS REÍDO A CARCAJADAS.
Y, por un momento, con las certeras reflexiones del autor, hemos recuperado la ESPERANZA.
Aunque Sunstar no lleve en el pecho la "S" rara.