A menos que que estén ustedes de acuerdo con la versión de NEIL GAIMAN en los episodios de su cómic
SANDMAN: EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO -y
LA TEMPESTAD- de que William Shakespeare recibió una INSPIRACIÓN SOBRENATURAL por parte de Morpheo -Apolo- que le permitió escribir el gigantesco corpus de sus obras, no acaba de estar muy claro como los contados datos biográficos descubiertos del William Shakespere nacido y enterrado en Stapford-Upon-Avon encajan con la inmensa producción del Bardo.
Aún sin estar al tanto de las actuales investigaciones al respecto, la cuestión de la autoria de esas obras de teatro isabelino debe estar seguramente aún bien lejos de ser resuelta de manera definitiva.
Y no solo esa: Hace unos años se publicó aquí un estudio que decía otro tanto sobre Cervantes: Si se pasó la vida viajando, guerreando, preso y cobrando impuestos...¿Cuando tuvo tiempo de leer todos los libros a los que El Quijote hace clara referencia...?
Concluía el estudio que el verdadero autor debía ser no recuerdo que Humanista español de más sosegada vida y surtida biblioteca.
El autor de Tom Sawyer, al final de su vida, se atrevía a unirse a la controversia suscitada tras la aparición en su día de un libro que postulaba que las obras de Shakespeare probablemente las escribió Francis Bacon, pues en ellas se encuentra un uso de la jerga jurídica inglesa especializada que solo alguien familiarizado con el derecho de la época podría haber manejado.
Sin ponerse del lado de los Baconianos, Twain pone el acento en cuan poco se conoce del Shakespeare histórico (actor, empresario, prestamista...), del que realmente solo sabemos que escribió el burdo poema que decora su tumba.
Sin embargo, ya solo la introducción, en la que recuerda como su mentor de pilotaje de barcos de vapor en el Mississippi le recitaba casi de memoria mientras estaban al timón las obras completas de Shakespeare interrumpidas a cada frase por órdenes de por donde y como debía llevar el navío, con las correspondientes maldiciones por su poca pericia, merece la pena la lectura de este librito.
Shakespeare entonces se leía, compartía y memorizaba como se hace ahora con las películas de Marvel Studios.
Si podemos sacar una moraleja de esta lectura, asumiendo que todas las grandes obras deberían estar firmadas por Homero, es cuan poco sabemos en realidad sobre las más recientes épocas de nuestra HISTORIA, sobre la historia de los personajes más notables de nuestros siglo de Oro o la época Isabelina.
De como la historia se ha escrito basada en suposiciones, mitos, tradiciones y convenciones que muy lentamente vamos descubriendo falsas y que deberían pasar al conocimiento del pueblo, no ya por dar crédito al verdadero autor(/es) sino por prevenirnos de poner siempre entre paréntesis lo que no hayamos visto con nuestros propios ojos.
Igual, fíjense, Moisés -que no dejó ni tumba, es lo que tiene no existir- no escribió el Pentateuco, ni Dios inspiró dos docenas de divergentes Evangelios. Igual Stan Lee no creó el solito todo el Universo Marvel.
Y así, con los demás libros. Y así, con todo lo que no hemos vivido en nuestras propias carnes.