Y lo paradójico, después de décadas de creadores intentando enmendar la plana a los guionistas y dibujantes de cómics, es que la clave de ese éxito es un RESPETO ABSOLUTO A LA FUENTE ORIGINAL DE LA ADAPTACIÓN. En líneas generales, claro, con unas mínimas salvedades por el cambio de medios.
No cabe duda de que, además de las Eddas, libros como "El Señor de los Anillos" influenciaron a Jack Kirby a la hora de desarrollar en sus "Relatos de Asgard" el mundo de los dioses como un lugar fantástico poblado de seres y razas cuyos 9 Mundos constituían lugares visitables y marcos de grandes aventuras para sus héroes. Por incluir, en su última etapa en Thor hasta mandó al héroe y sus inseparables Tres Guerreros al Universo de "Las 1000 y una Noches".
Kirby fue una mente preclara, uno místico de nuestro tiempo que, a pesar del confuso origen de Donald Blake "poseyendo" el poder de Thor (su particular Billy Batson transformado por el relámpago mágico de Shazam/Odin) pronto buscó una justificación mucho más universal y reveladora: En el interior del Dr. Blake latía encerrado un poder divino, el mismo Thor era quien habitaba su alma, castigado por Odín a vivir entre los morttales para aprender humildad bajo esa identidad mortal y frágil. La CAÍDA adámica, luciferína y gnóstica del mundo superior hasta la gruesa materia convertía a Thor en uno más de esos héroes de la Mil Caras que descubriese Campbell un par de décadas antes.
Y ese es claro, el presupuesto básico de la película, la Parábola del Hijo Pródigo, que abandonó a su Padre y un día, cual Moisés, cual Rey León, decide regresar a la Tierra Prometida.
Hay que aplaudir el acierto de "eliminar" a Donald Blake de la fórmula, puesto que esto separa a Thor mucho más de su modelo Billy Batson/Capitán Marvel a quien ójala no tardemos mucho en ver adaptado a la gran pantalla.
Así, la secuencia inicial, un brevísimo "Silmarillion", nos relata los órígenes del conflicto entre Asgardianos y Gigantes, en donde un joven Odín (salido de aquellas aventuras de Simonson) pierde un ojo para demostrar que el poder y el gobierno viene con un alto precio.
Sin desperdiciar un fotograma, tras explicar el mundo en el que estamos, se asienta la fraternal rivalidad entre hermanos: "Los dos habéis nacido para ser reyes, pero sólo uno merece el trono".
La representación de Asgard es verdaderamente IMPRESIONANTE, poder ver tras casi 50 años las ideas de Jack Kirby, ese personalísimo mundo mezcla de diseño vikingo y alta tecnología, cobrar vida de manera tan fiel en la pantalla. Lo mismo va por los asgardianos y sus vestimentas. Fieles al concepto original, estos superhombres no son dioses vikingos, sino los seres que los vikingos tomaron por Dioses.
Algo más se ha variado el concepto de los Frost Giants, que no son ya las moles de hielo que diseñase Kirby, sino que provienen, como la exploración de la relación que tiene con Loki, de la más moderna etapa de JM Straczynski y Coipel. JMS, que co-escribe el guión, es mostrado acertadamente por el director como el primero entre los" No Dignos" de levantar Mjornil.
La fidelidad con la que se trasladan a los Tres Guerreros y Sif es insuperable, y personalmente para mi la película cobró verdadera naturaleza al ver a Fandral hacer el numerito a lo Errol Flynn y cargar contra los gigantes con una sonrisa en la cara.
Sólo los lectores del cómic pueden valorar el encaje de bolillos de los guionistas para imbricar mil y un detalles de mil y una historia en un todo que funciona y además lo hace con una sencillez admirable, como sólo la tienen las grandes historias.
Y así, el Cofre de los Antiguos Inviernos se convierte en una suerte de Anillo robado por Odín/Wotan a los Gigantes/Nibelungos. Genial el concepto de la sala de armas de Odín, y del Destructor, esa armadura habitada por un caballero fantasma, como su implacable guardián.
Las caracterizaciones no pueden ser más acertadas y sencillas: Odín con su sabiduría y experiencia, Thor con su poco seso y compañerismo, Loki con sus infinitas intrigas y sutilezas, todas grandes actuaciones, en las que sin duda Branagh ha disfrutado expresando los conflictos de este drama Shakespiriano en esos diálogos con retruécanos y rebuscadas pero certeras contestaciones.
Los diálogos no se han escrito en inglés shakespiriano por no epatar a las modernas audiencias, y aunque Thor comete uno o dos deslices, si se mantiene claro el tono arcáico y noble de los mismos. Aunque la acción limita claro la capacidad de introducir tantos "bocadillos" como en el cómic, quizás se hubiese podido jugar un poquito más con la peculiar manera de hablar de Thor y sus frecuentes panegíricos.
Pero claro, no todo en la película proviene del Thor clásico. Increíble es que se hayan "librado" de un elemento tan significativo como el yelmo sin que nadie lo echemos de menos. El aspecto visual del personaje debe muchísimo a Brian Hitch y su Ultimate Thor, de cuyo cómic provienen escenas completas como la de la visita de Loki a su desterrado hermano.
Quizás, por ponerle alguna falta, se echa de menos un Loki algo más histriónico, más villano, más bufón, más hechicero, con lo es en el cómic original. No tiene mucho sentido intentar disumular durante buena parte de la cinta las intenciones de este cuando sabemos que no hay más personajes sospechosos de ser el malo al final. Algo de "síndrome Palpatine" si que arrastra.
Pero en esta versión Loki queda a la vez convertido en un kirbyano ORION, el hijo del Dios del Mal Darkseid criado por el bondadoso Highfather. Curioso descubrir tras tantos años esta relación (el tema de el intercambio de hijos como un pacto también lo coge Kirby de las Eddas, siendo ese el acuerdo con el que termina la guerra entre Ases y Vanes).
Pero claro, nos enfrentamos al eterno problema, del que ya hablamos cuando Iron Man 2, de que para cualquier lector de cómics toda adaptación va a saber a poco o ser insuficiente por el hecho de no incluir los incontables aportes de más de 600 números y 50 años de publicación ininterrumpida.
Seamos realistas: En la película no cabe, ni debe caber, como primer capítulo de lo que seguro que dará para más de una trilogía de filmes, una sola idea más. No, desde luego, a riesgo de confundir a los no iniciados, a las grandes audiencias que van a convertir esta peli en taquillazo y a beber los vientos por Hemsworth aunque no enseñase pectorales.
Si hay que buscar un punto flojo a la peli es que no acaba de resolver satisfactoriamente la redención del héroe: Thor cae a la Tierra, conoce a Foster, y de repente de ser pura ira y orgullo pasa a ser un voluntario de una O.N.G. Por el simple hecho de ofrecerse a salvar a los habitantes del pueblo, y su posterior sacrificio, ya merece ser reclamado por Odín (cuyo Sueño no queda demasiado aclarado, no costaba decir nada que está renovando las energías que gasta gobernando Asgard) y elevado de nuevo a los altares en un Deus Ex Machina un tanto oportuno y cuestionable.
De hecho, el propio Loki se lo echa en cara en la confrontación final: "Has cambiado mucho, hermano. ¿Ha sido la mujer...?". Casi podríamos decir que, en un desliz freudiano, Loki revela ahí un amor homosexual reprimido por su hermano, a quien no perdona haber claudicado ante el sexo contrario, rompiendo así su ideal camaradería infantil.
Pero es que, con los elementos que se manejan, y una localización en Nuevo México (quizás herencia de JMS y su Oklahoma), tampoco cabían muchas soluciones posibles. A veces, sería deseable un infinito presupuesto, para que el pobre Hawkeye, no se tirara ahí subido a una oportuna grúa toda la noche, e hiciese algo más que apuntar amenazadoramente con su arco, o que el agente Coulson ("Son of Coul") pudiese ir a investigar la llegada del Destructor en un coche volador de S.H.I.E.L.D., como se debe, y no en uno "rodador".
Esas limitaciones quedan compensadas por el humor y los diálogos que hacen avanzar la trama rapidisimamente y de manera muy agradable. De nuevo humor y superhéroes se convierten en una fórmula exitosa.
El paso de Jane Foster de enfermera a científica es más que obligado cuando no hay Dr. Blake. Su romance, que pertenece más a Stan que a Jack, es en realidad algo muy sesentero salido de las proto-series televisivas de médicos.
Al final el kirbyano portal dimensional queda destruido y Bifrost aparece partido, tal y como suele hacerlo y lo ha hecho en los cómics.
Y todos quedamos debidamente impacientes por ver la continuación... No se puede pedir más.
Junto a ver a Fandral y sus colegas cobrar vida, o Thor girando su martillo como en los cómics, mi detalle favorito es la mención de Stark cuando aparece el Destructor. ES LÓGICO, que los de S.H.I.E.L.D. piensen en Iron Man y lo tomen por una creación de Tony. Una lógica de la realidad compartida que muy pocas veces vemos en los cómics, aunque parezca mentira...
En resumen, nos reservamos la matrícula de honor para futuras secuelas que ardemos en ganas de ver YA, pero podemos darle tranquilamente un sobresaliente a la película.