Se trata de un cómic de zombies, pero seguro que diferente de muchos que hayáis leído -o eso creemos, no somos muy dados al sub-género.
Narra las vicisitudes de una periodista que vive aislada de la consabida epidemia en una casa de campo y que, además de los infectados hambrientos de cerebro -de esos lentos, que solo reaccionan al sonido y tal- recibe la inesperada visita de otra superviviente -cuyos rasgos recuerdan a una cantante que no quería ir a rehabilitarse- a la que acoge en su refugio.
Allí, rodeadas por la amenaza deberán aprender a vivir de otra manera, juntas, con sus ventajas -la posibilidad de tener sexo, en la que Carrera se recrea- y sus inconvenientes -la desconfianza inicial, o que las reservas de comida de consumen al doble de velocidad.
Lo cual nos sirve para concluir que la vida en solitario tiene sus ventajas y desventajas, y lo mismo ocurre con la vida en pareja.
Entonces, ante la escasez, la visitante concluirá que deben aventurarse y huir a campo abierto, mientras que la anfitriona, acostumbrada a su resistencia y "comodidades" es de otro parecer.
No os espoilearemos el desenlace final, pero reflexiona, claro, sobre lo paralizante y dañino que pueden ser nuestros propios miedos a enfrentarnos al exterior, aunque el resto de personas no nos devoren por completo, algo muy pertinente en esta época donde, al menos en nuestro caso, el grueso de las relaciones interpersonales se producen ya por vía digital.
No hay comentarios:
Publicar un comentario