domingo, 15 de junio de 2025

SUPER/MAN: THE CHRISTOPHER REEVE STORY

Habremos comentado en más de una ocasión que nosotros, como Kal-El, nacimos también en Krypton. Cultural, simbólica y espiritualmente. 

Llevamos 45 años viviendo en un mundo que escogimos -o el destino escogió por nosotros- como el de las películas de Superman interpretadas por el insuperable actor. 

 De ellas conseguimos el Conocimiento del Bien y del Mal, a movernos torpemente entre los humanos y a creer en la integridad y el sacrificio de los Héroes, y a mantener la Esperanza cuando caemos rascacielos abajo. Que las historias que sacrifican el amor y la inocencia deben siempre ser rescritas, contra toda fuerza, consejo, prohibición y edicto.
     

El documental que narra la vida de Reeves, con particular atención a su familia y como esta quedó afectada tras el fatal -de fato- accidente que le dejó parapléjico es una experiencia agridulce. 

 Devoramos con ganas cada detalle y declaración de la persona bajo la capa, pero sin duda sufrimos con la terrible lucha a la que se vio condenado. 

Una en la que no hay Jor-El ni cristal de poder verde, más que el de la Esperanza, el Amor y la dedicación a una Causa.
    

Si Superman es el héroe de la niñez, Christopher Reeve, comandando aún más autoridad, respeto, cariño y admiración desde su silla de ruedas, es el espejo en el que debemos mirarnos los adultos. 

La manera en que convirtió estar preso de su propio cuerpo, dependiente, discapacitado, en una nueva lucha por la Justicia de tantos miles de personas en su situación cuyas vidas visibilizó e hizo mucho mejores gracias a su Fundación.
    

Como muestra de que la ficción siempre antecede y da forma a la realidad, el último papel de Reeves antes del accidente fue el de un militar inválido, y el mismo se acusa de insensibilidad al no empatizar con el dolor de los enfermos cuando ensayaba para el. 

No podemos ni queremos insinuar por un momento que el accidente fue un "castigo kármico", pero si reforzar la idea de que, en esa lamentable situación, el héroe se alzó tornándose de nuevo modelo de los muchos más de carne y hueso que son necesarios en el mundo.
    


Dios no es una "almohadilla cervical" que va por ahí evitando accidentes, dolor y catástrofes, sino la fuerza y el Sentido que nos hace sobreponernos a ellas.

Da mucha pena descubrir que el actor creció con un padre distante y autoritario y, a decir de sus hijos, reprodujo en parte esos traumas familiares, recalcando la idea de que el no era un héroe perfecto, ni aspiraba a serlo, ni lo sería nunca.
    

Sus hijos, que narran el documental, formado por cintas de video privadas, son su legado viviente, ahora continuando su labor dentro de la Fundación. 

Y luego está su amistad con Robin Williams, que tanto empeño puso en hacerle la vida soportable entre payasadas y apoyo, para luego acabar enfrentando un destino igualmente triste, aún más que el de Chris.
    
Vidas que nos invitan a reflexionar sobre la nuestra y nuestro papel en el mundo, nuestro "discurso ante la ONU", o en los Oscars. Y les invitamos a hacer lo propio.

Curiosamente el TDHA que hemos descubierto que padecemos es considerado una discapacidad cuando, en realidad, es la sociedad construida por Neurotípicos la discapacitadora, no solo de personas con esa Neurodivergencia. 

La vida nos ha arrinconado también en una silla, aunque nosotros aún gocemos de la capacidad de abandonarla a ella y al ordenador y dar algún paseito.  Nunca tendremos la repercusión de una estrella como Superman, ni quizás un segundo bajo los focos.

 

 Pero a el, Hombre y Superhombre, le debemos haber resistido y seguir esperando la ocasión de poner nuestro granito de arena para un mundo mejor. 

 Por que quizás, nuestro cohete personal atravesó alguna oscura nébula que nos despojó de nuestros superpoderes. Pero no de todos.

Aún "creemos que un Héroe puede Inspirar".

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