Como de "neófitos" tenemos lo justo, nosotros si sabemos donde hallarlos: EN LA REVISTA DOLMEN.
Así que de parte del "Grant Morrison español" -me lo dicen por la calva, falda aún no me he puesto- si quieres aprender de los mejores la trayectoria de este crucial autor británico, uno de los arquitectos del VERDADERO Universo DC post-Crisis no os perdáis este número que viene, como siempre, a reventar de artículos.
Comienza Peter García con un erudiro repaso a las primeras obras del de Glasgow, aquellas publicadas por sellos británicos anteriores a su descubrimiento por los americanos.
Y si, conocíamos su Zenith y alguna más, pero si tuvieramos tiempo y ganas, que no los tenemos, hay docenas más exquisitamente listadas y detalladas.
Y es que, para llegar a ser Morrison, el que conocimos en Zinco, uno debe haber hecho antes el "calentamiento".
David Mas se encarga de estudiar la influencia de la Magia del Caos en las obras de este autor, de Kid Eternity a Los Invisibles, uno de esos contados cómics de Vertigo que, a pesar de nacer en buena parte como un remedo de Sandman, mutando a Shakespeare por el Marqués de Sade, llegó a ser mucho más y merece ser leído y reeditado constantemente.
Peter García aborda a las diferentes -y divergentes- versiones de Superman que ha ido escribiendo Morrison a lo largo de su carrera.
Comenzando por la que para mi es su contribución capital a los cómics: rescatar no solo a los miembros icónicos de la JLA sino el scope original de la serie de Schwartz y Fox.
La serie -planificada por Brian Augustyn y editada por su adjunto- fue fundamental en mi añorada y trágicamente corta etapa, el renacer del Sense of Wonder de mediados/finales de los 90.
Ahí quedan eventos como DC One Million en el que Grant jugaba, como siempre, a rescatar los mundos alternativos cuando aún no podían ser oficialmente usados.
Ahora que James Gunn parece inspirarse en su All-Star Superman queremos recordar que, aunque magníficamente escrita, la serie adolece de dos problemas fundamentales: Uno, que marca prácticamente todos los proyectos BUENOS de DC, el estar fuera de la Continuidad oficial -cuando todavía pensábamos que había una. Dos, es una serie que se agota en si misma, y por lo tanto no impulsó la vuelta a los orígenes -los de Weisinger- que hubiese debido.
Otro tanto pasó con los grandes conceptos que incluía su Superman New 52, o hasta la reciente versión pastiche y bastarda de Authority. Todo acaba siendo relegado al olvido en favor de versiones bastante menos interesantes y acertadas.
Enrique Machuca nos habla de ese sorprendente "cajón de sastre" que fue Animal Man, donde por magistral que fuese Morrison abrió la Caja de Pandora al atreverse a hablar sobre Crisis en Tierras Infinitas desde el punto de vista del lector.
Uno que yo me se tomó buena nota de eso y acabó remedándolo Ad Nauseam, causando el declive continuístico en el que el Universo DC me temo que permanecerá por siempre jamás.
Y ahondando en ello, la introducción de Zor en Seven Soldiers como un "arquitecto" del universo también generaría ecos de nombre PANDORA y DOCTOR MANHATTAN (y familia).
El Camino al Infierno está empedrado de narcisistas homenajes a Schwartz, Maggin y Bates...
Machuca habla de Annihilator, uno de los cómics independientes de Morrison en las etapas en las que no acaba de entenderse con DC, y yo he echado en falta otro artículo que comentase algunas más de estas producciones más recientes fuera de Marvel o DC.
"Diógenes Pantarujez" -confío en que sea un nick- recupera los ahora "apócrifos" X-Men de Morrison extendiendo su repaso a las series mutantes con las posteriores versiones que anularon ese enfoque, uno que hubiese sido infinitamente más útil y aceptado de producirse en una nueva serie de la franquicia, y no en las dos oficiales. Y con otros artistas, todo hay que decirlo.
Pero eran tiempos de experimentación. Y hasta Morrison ha tenido su epígono en la etapa Hickman que ahora concluye, quizás por inspirarse donde no debía.
Koldo Azpitarte es el encargado de repasar los muchos Batman del guionista. A pesar de las terribles "secuelas" que trajo Arkham Asylum para personaje y villanos yo tengo una preferencia especial por esa obra, por jugar con ventaja y comprender su simbolismo iniciático.
También se habla poco de su Gothic, primera ocasión en la que Batman se enfrenta al demonio, y se revela que este ha estado jodiendo a Bruce desde su misma infancia. Un tema que ahora me apasiona en lo personal.
Y del demonio al Hijo del Demonio: Damian Wayne es sin duda el legado más importante en la actualiad del Escocés en DC, tanto que hasta piensan adaptarlo -algo que, ya hemos dicho, consideramos imposible- en la próxima película de imagen real de Batman.
De nuevo su etapa en Batman tiene grandes conceptos, el peor de los cuales -copiado del Doom That Came to Gotham de Mignola- es insinuar un pasado oscuro para Papá y Mamá Wayne, algo que ha sido regurgitado tanto en la peli del Joker como en la de Matt Reeves, de manera ininteligible, como el resto de las mismas.
Aconsejamos hacer una "paradiña" antes de seguir devorando el resto de contenidos de la revista, como la entrevista a Teddy Kristiansen que hace un incombustible Vicente García.
No se vayan todavía, que Juan José Palacios nos habla de las más recientes etapas del Hulk post-Loeb -sobrevivir a este guionista tiene más mérito que hacerlo a la Bomba Gamma.
Y lo siento mucho si a alguien le inoportuna, pero Koldo hace doblete defendiendo la serie de She-Hulk, para mi, insisto, la mejor escrita de todas las de Marvel, con el episodio de Daredevil a la cabeza, que ahí brilla mucho más que en su actual Spider-Man, debo añadir.
Para terminar descubro con gozo que mi ex-amigo (chiste privado) Victor Gómez retorna a la revista con una página de humor. ¡Tenemos que rebootear nuestra relación, Victor!
Yo quiero tener un millón de amigos, y todos los que escriben sobre cómic tan magistralmente en Dolmen, son de los primeritos.
1 comentario:
Diógenes Pantarujez. Y sí, es un nick. Es el del blog Brainstomping.
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