La historia se articulo en torno a las aspiraciones de una joven guionista que, colaborando en los cortos propagandísticos y de información del Ministerio de la Guerra, acaba originando la idea de hacer una historia personal basada en dos de las heroínas que rescataron a los miles de soldados británicos en Dunkirk.
Su relación amorosa con otro de los guionistas pronto se convierte en el argumento principal, aderezado por los hilarantes avatares de la producción de la película, que ambos escriben en colaboración.
A destacar el papel de actor maduro venido a menos que interpreta Bill Nighy, a quien hemos visto en docenas de películas como secundario, y que en esta, como su propio personaje, recibe por fin el merecido papel que le hace brillar y enamorar a todos los espectadores con su talento para la comedia.
Impagables también los personajes de la supervisora militar lesbiana y del héroe militar guaperas colado en la producción a pesar de no tener ni idea de cómo actuar.
Una historia de amor al cine y a sus producciones más clásicas que juega continuamente con lo que ocurre dentro y fuera de la película que se graba.
Muy instructiva también para quienes quieran conocer un poquito mejor en que consiste el VERDADERO trabajo de un guionista y las diferentes versiones de un guión que se pueden dar en la producción.
Pero sobre todo, más allá de la deliciosa historia de amor personal, sirve para mostrar y recordar la grandeza y persistencia del pueblo británico ante las adversidades, en este caso de una terrible guerra.
Una grandeza que por desgracia parecen haber perdido por completo en tiempos presentes y que nos resulta mítica al recordarla en el filme, pertenecientes a una edad anterior del mundo ya perdida donde todos eran MEJORES.
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