Pues las tres horas de esta genialidad absoluta, de acuciante necesidad hoy en día y de increíble valentía -pues la suponemos necesariamente autobiográfica- no solo las he sentido dedicadas por ARI ASTER (Hereditary, Midsommar) a mi mismo sino que llegan justo en el momento en que necesitaba verlas.
Y es que, en demasiados aspectos -que no todos- yo soy BEAU.
Y gracias a esta película hoy me siento un poco menos solo y mucho más comprendido. Y el que se comprende, comprende al Universo y a los Dioses, que decían en Delfos.
Para tener una primera aproximación a esta singular cinta, cuyas reseñas indican que ha sido comprendida solo en parte, podemos decir que tiene similitudes con EL SHOW DE TRUMAN, esa película en la que Jim Carrey vive una vida ficticia en un pueblo ficticio que además es retrasmitida al mundo como un reality show.
La idea del film es tan vieja como el concepto hindu de la Realidad como trampa, Maya, para nosotros, la Caverna Platónica -o Matrix.
Una trampa o cárcel de la que la FICCIÓN, que algunos ya tomamos como la única fuente de VERDAD y soporte, nos indica que todos acabaremos escapando.
Beau es un hombre maduro al que se nos presenta citado con su psiquiatra.
Pronto queda claro su trauma, su difícil relación con su madre, sus sueños repetitivos y sus limitaciones, que trata con medicación.
Cuando el Destino cause que Beau pierda una avión para visitar a su madre en una fecha señalada, la reacción de su progenitora la muestra como una manipuladora hiriente sin empatía alguna (y digo sin empatía en el sentido que un psicópata no tiene empatía). Se trata de un trastorno de tipo Narcisista.
Podemos afirmar que esta cinta es la misma película que JOKER, pero MUY BIEN HECHA. Triunfa donde la otra falló.
Frente a la frialdad de la madre, o como previsto efecto de su manipulación, Beau se siente culpable y, afirmando que la ama, decide ir a visitarla después de todo, sobreponiéndose a sus miedos.
O el destino -y no solo este- vuelve a conspirar y, una vez que cruza el umbral de su casa, inicia una ODISEA sin retorno que lo llevará, en un viaje de autodescubrimiento, al Corazón de las Tinieblas.
Las herídas que recibe son figura de las llagas de Cristo, y estas a su vez heredadas de Prometeo, Orfeo y, como no, Edipo.
En lugar de la maldición de Poseidón que dificulta el Nostos -trayecto de vuelta a casa- de Ulises, el protagonista encontrará toda una sucesión de obstáculos, personas muy reales que intentarán retenerlo, extraviarlo. De ellos, los más peligrosos son aquellos que se nos presentan como más simpáticos.
Sirenas, Circes, Cíclopes, pretendientes que como los de Penélope consumen su hacienda, pero también Furias incansables perseguidoras.
Y al final, Hera, la madrastra de Heracles -de quien viene el nombre de este, "la Gloria de Hera", por conseguir derrotar todos los monstruos que la celosa reina de los Dioses lanzase contra el bastardo de Zeus.
¡Atención a la genialidad del cuadro compuesto por fotos de los personajes, que simboliza a Argus, el monstruo de cien ojos que custodiaba, día y noche, a Io, luego convertido en el pavo real -por el plumaje de su cola-!
Desde su mente enferma, agorafóbica, percibe toda la realidad como AMENAZA.
El problema es que Beau está enfermo... pero los demás lo están mucho más. Y son la causa directa de sus desventuras.
Perdido en medio de un bosque y perseguido por sus "Jinetes Negros" -que entendemos un homenaje a Born Again- un farol entre los árboles anuncia la llegada de aliados.
No es el elfo Glorfindel pero, en una escena claramente inspirada por la de Hamlet -cuando este, conocedor del asesinato de su padre por su tío gracias a la aparición del su fantasma, escribe una obra de teatro de similar argumento, descubriendo por la reacción del Usurpador del trono la implicación real en los hechos- con idéntica representación teatral, un psicodrama del que es espectador y protagonista, vive otra vida ficticia, tanto como la que han creado para el.
Beau es un HÉROE, por que aún menguado cumplirá su promesa, a la que le impulsa la buena intención de no querer defraudar a su madre. En ese sentido TRIUNFA y lo hace SOBRE TODO Y TODOS.
El final -que incluye un trayecto en barco, tanto referenciando el de Ulises como el cruce de la Laguna Estigia- es un tanto ambiguo.
Pero está claro que de esta realidad que, como han indicado los pensadores Herméticos, desde Platón a Tolkien o Alan Moore, está gobernada por tiranos que con sus sombras nos engañan y ocultan la verdad, solo hay UNA salida.
La genialidad de Ari Aster es narrarlo en términos de humor -negro, negrísimo- y hacer del drama psico-mitológico una película del más oscuro de los terrores.
Las escenas de flashback nos muestran sutil pero iluminadoramente la razón de los abusos de la madre. Digamos que fueron más allá de lo psicológico.
Al menos que yo recuerde, no es ese nuestro caso, pero recientes experiencias con amigos y allegados me han convencido de que el protagonista y este espectador tenemos demasiado en común.
Incluida la vigilancia, la manipulación y la coordinación entre quienes, presos también de sus traumas personales, han acabado oponiéndosenos cuando -esto si, como Beau- con nuestras flaquezas y limitaciones, solo pretendemos el bien ajeno, que es el nuestro propio.
Como Beau, hemos visto en una obra nuestra vida.
Y como Beau tenemos misteriosos aliados, gracias a cuya luz hemos visto donde nos encontramos, y podemos -debemos- contarlo.
En Beau, en Joaquin Phoenix, en Ari Aster y en todos los que sufren tenemos ahora un HERMANO.
Como Truman, como Nite Owl o Parsifal, Beau curará su herida, recuperará su virilidad y su verdadero ser, reuniéndose con su ánima.
De las trampas y mentiras siempre se escapa.
Rogamos a los "Ramsés" de turno, que cedan y colaboren un poquito, por que no tenemos aspiraciones ni queremos roles heroicos.
El héroe siempre regresa a su tierra natal, figura de la realidad primordial de la que somos nativos.
Al menos en nuestra propia historia nos gustaría poder hacerlo sin necesidad de que el Ángel del Señor acabe con "todos los Primogénitos de la Tierra de Egipto".
Cuídense, cuiden de los demás, en particular de sus hijos, y no tengan reparos en visitar al psicólogo.
Alli puede empezar la Aventura de su Vida.
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