No me he podido resistir a traducir el título original, que por comparación con la novela de Luisa May Alcott arroja mucha luz sobre esta historia, que es una sobre unos niños que se hacen mayores a fuerza de entrar en el mundo de los adultos.
Una mudanza va a unir a dos familias, un matrimonio americano y su hijo, y una costurera sudamericana y el suyo, que tienen la tienda en el local de abajo, perteneciente a los primeros.
Los chicos pronto forjarán una amistad pero los padres acabarán estando enfrentados por cuestiones económicas lo cual, lógicamente, les terminará afectando.
La película es deliciosa de ver para cualquier amante de las historias personales sin grandes estruendos: todo está centrado en la relación de padres e hijos, hijos e hijos, y padres y padres.
Estrenada en Sundance, es como siempre una nueva ocasión para ver a actores ACTUANDO, y haciendo cosas como las que hacemos todas las personas normales.
A destacar los jovencitos Michael Barbieri y Theo Taplitz, a quienes se les ve una tremenda madera para ser grandes actores. O no, a saber en qué acaba el futuro de estos jovencísimos chavales.
De momento a Barbieri lo veremos en Spider-Man: Homecoming.
No podemos ocultar que el final de la película nos parece un tanto anticlimático, a menos que solo cuente eventos biográficos del director Ira Sachs, quien apunta algunas cuestiones, como la homosexualidad de al menos uno de los jóvenes que luego parece no querer explorar.
Así que no nos queda clara la moraleja, pero no por ello deja de ser una magnífica manera de pasar la tarde/noche.
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