(NO CONTIENE SPOILERS)
Las opiniones, ya se sabe, son como los culos: Todo el mundo tiene uno.
Pero creo que convendrán conmigo en que no todos los culos son igualmente seductores. Las opiniones, tampoco.
Me he quedado bastante sorprendido al leer esta opinión ABSOLUTAMENTE ADVERSA al nuevo episodio especial de la serie Sherlock.
La verdad que, aunque he visto algunos capítulos, yo no había seguido la serie con demasiada atención, pero me puse a ver el episodio especial a sabiendas que era independiente y que prometía recuperar toda la ambientación victoriana original.
Y yo tengo que decir que no me ha defraudado en absoluto.
El trabajo de Moffat, sus guionistas, Cumberbatch y Freeman es toda una carta de amor al Sherlock Holmes más clásico y canónico, en los libros y en otros medios.
Ya se sabía que eran grandes conocedores del personaje y sus aventuras, pero ahora pueden seguir versionándolas y actualizándolas con la certeza de que lo hacen así por que quieren, por que con la misma genialidad han recreado la visión original y clásica.
No solo se ofrecen como Sherlockianos de pro a resolver uno de los "Untold Tales" de Watson, sino que además lo preludian por el original encuentro entre Holmes y Watson, y se molestan en incorporar tantos aspectos de sus mundos y características de sus casos como pueden caber en la hora y media de duración del capítulo.
Eso incluye un homenaje a la historia de "Las Cinco Pepitas de Naranja", magistrales apariciones de Mycroft en su Diogenes Club, de Mary Watson, de Mrs. Hudson, de Lestrade y hasta de la torpe doncella del Doctor Watson.
La historia está perfectamente encajada dentro de la "voluble" cronología del personaje, y se hacen constantes referencias a las aventuras escritas del Doctor Watson en The Strand.
De hecho, transcurriendo en navidad, no dejan al azar que el episodio que Watson acaba de publicar es The Blue Carbuncle.
Hay menciones a los Baskerville y su perrito y hasta se homenajea el paso de Sherlock por el Tibet.
Todo eso sin olvidar una personalísima versión del más mítico episodio de la vida de Sherlock: su fatal enfrentamiento con Moriarty en las cataratas Reinchenbach.
Pero, aún más allá se retratan con mayor fidelidad y certeza que nunca los ambientes y localizaciones que hacen de Holmes lo que es: Los casos que rozan lo sobrenatural, las sociedades secretas, las vergüenzas de la nobleza, las noches de niebla, las mansiones misteriosas, y por supuesto, sus cuarteles en Baker Street.
Y, con un nuevo nivel de detalle, los diálogos de Holmes y Watson entre ellos y con los demás personajes se vuelven más mordaces y graciosos que nunca, desde las deducciones que Holmes siempre hace cuando reciben a un cliente a una hilarante discusión sobre Holmes y su carencia de relaciones sentimentales.
¡Magistral!
Sobre todo eso, los autores se han permitido el lujo de integrar a su manera esta aventura "apócrifa" dentro de la marcha de su serie en la actualidad.
No se si ese cambio o combinación ha sido lo que puede haber molestado a algunos seguidores, pero al menos a mi lo que me ha producido es muchas ganas de revisionar con atención las tres temporadas y prepararme para disfrutar la cuarta.
Dicho lo cual solo me queda animar a aficionados nuevos y veteranos a ver este capítulo y disfrutarlo, y seguro que se quedan con más ganas de Sherlock.
Confiemos en volver a ver a este magnífico equipo recreando de nuevo aventuras victorianas, que han renovado para este nuevo siglo, enfrentándose a ellas con la perfecta mezcla de cariño, respeto, fidelidad, actualización y distancia.
4 comentarios:
Gran capítulo, gran artículo, gran opinión
Gracias!
Pues yo, aunque lo he encontrado mejor que la espantosa tercera temporada, sí estoy d e acuerdo con varias d las cosas que afirma el artículo, especialmente en los puntos 1 y 3. Dices que no has seguido la serie atentamente, y tal vez a eso se deba tu agrado. Lo digo porque el principal defecto que está desarrollando la serie es, como muy bien dice el artículo, dejar de contar historias y dedicarse a mirarse a sí misma y lanzarse guiños autocomplacientes. Al estilo Abrams en El episodio VII, no sé si me entiendes. Las cosas no ocurren en sí porque las necesite la historia, sino porque se parecen a algo que ya hicieron en alguno de los episodios iniciales (algo muy triste en una serie que solo tiene nueve episodios, pero que se explica por el enorme éxito y fascinación que ha generado ente tanta gente). Y ese defecto es muy evidente en este episodio: por ejemplo, el original encuentro entre Holmes y Watson que mencionas es un homenaje punto por punto al que se relataba en el primer episodio (A study in pink). Es decir, que más que recrear a Cona Doyle, se recrean a sí mismos en un enorme ejercicio de ombliguismo. Igual con ciertas licencias visuales: en esta serie siempre se celebró la inventiva manera de representar visualmente elementos tecnológicos modernos. Reproducirlos en el siglo XIX cambiando los sms por fragmentos de periódico ya no es un recurso original ni creativo, ni siquiera es una buena idea, es solo un guiño gratuito a los fans. Otro tanto con la mezcla de las dos tramas, y exactamente por lo que dice el artículo: primero, engaña al espectador y desvirtúa media narración al convertirla en algo que no es, con la excusa de una supuesta reflexión abstracta sobre el personaje (porque, como digo, la serie lleva jugando a eso desde hace casi cuatro capítulos de nueve); segundo, porque engaña al espectador al plantear un conflicto complejo (las referencias de Sherlock a un místico eso "el" cuando la ve a "ella" aduciendo a mitad de episodio que s e trata de un sueño y que en realidad hay dos tramas superpuestas (lo que hace, por otro lado, que el capítulo dé el salto d e una a otra cuando le conviene al guionista permitiendo no empantanarse en algunas situaciones de resolución dudosa); y finalmente, porque deja la segunda (que a medida que avanza el capítulo se perfila como la más importante, en suspenso, en espera del Siguiente episodio.
Y la recreación de Reichembach estaría muy bien... Si la serie no hubiese vuelto sobre ella dos o tres veces ya,
Comparto totalmente la opinión del articulo en inglés. Y no es algo que piense después de ver el especial navideño, sino que es algo que ya vengo detectando muy claramente (porque cada vez se empeñan en hacerlo más patente) desde la tercera temporada. Hay dos cosas que en esta serie fallan ya estrepitosamente y es el punto 3) y el 4), es decir, servir en exceso a las expectativas de los fans y perder la perspectiva sobre el personaje. Si no cambian al menos esos dos puntos, conmigo que no cuenten para las próximas temporadas, porque la serie ha dejado de tener lo que enganchó al comienzo y me pareció meritorio. Están exagerando tanto algunos aspectos que se está yendo de sus manos lo que crearon en un principio, distorsionando la idea original y perdiendo toda coherencia con el personaje, verosimilitud e interés.
En cuanto al episodio en cuestión, me parece excesivamente liosa la mezcla de dos líneas argumentales en épocas distintas. Además no me convence demasiado la pretendida ambientación victoriana que se le ha dado al episodio, para mi gusto poco creíble desde casi el primer momento, como que se ve demasiado un decorado y vestuario de opereta, sazonado con actitudes y comentarios más propios de la época actual que en el 18... (aunque esto sea un recurso aposta en el guión produce un efecto algo grotesco y poco creíble). Hubiera preferido mil veces antes un episodio ambientado a la manera victoriana de verdad, a la manera de un Sherlock clásico, por así decirlo, tanto en lo formal como en lo argumental. ¿No era un especial navideño? Pues podrían haber apostado por algo distinto, no más de lo mismo que ya fue mal en la 3ª temporada. Eso sin entrar a valorar otros detalles como en la cuestión de la dirección artística que a pesar de querer presentar un, tal vez, escenario victoriano onírico, usa y abusa de varios recursos forzados y molestos en los escenarios presentados, como los filtrados de luz intensa en interiores en penumbra desde las ventanas de fondo, o las tomas de hiper picados exagerados que directamente me sacan de la escena por asumir un protagonismo que no les pertenece, o la presentación de Mycroft como un muñeco hinchable tragaldabas y absolutamente irreal y absurdo. Sí, todo eso se pude comprender al final, pero me parece algo de lo que se podría haber prescindido sin que el tema de la ensoñación victoriana perdiera fuelle (la manía de dar "pistitas" en cada cosa que se presenta en pantalla) En fin...en mi opinión una decepción cada vez mayor por cuanto cada vez se alejan más de lo parecían prometer los primeros episodios. Si el éxito es ir cada vez más y más en esta línea, conmigo que no cuenten.
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