Y es que, entre otras cosas, resume perfectamente su tono y contenido: Que ocurre cuando un par de adolescentes en el año final del instituto traman amistad (al principio, a la fuerza) con una chica que está muriendo por un cáncer.
Un recordatorio de que en esta vida nadie, ni siquiera los chicos de un instituto, está a salvo de que le pasen desgracias.
No obstante, lo positivo de la película es que consigue transmitir el mensaje de que hay que luchar contra los obstáculos que nos asaltan en la vida.
Y que, mientras sea posible, la mejor manera de hacerlo es con humor, intentando buscar el lado luminoso hasta de las situaciones más luctuosas y siniestras.
La historia está contada en forma de relato-flashback por el protagonista, y la manera en que lo hace muestra originalidad y un toque fresco, como si el propio estudiante -que en la cinta es cineasta aficionado- fuese el director de esta película.
Un mensaje final no menos importante es que, muchas veces, no conocemos realmente a las personas con quien vivimos. ¡Esforcémonos por hacerlo, todo el mundo tiene algo bueno por descubrir!
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