Lo primero que hay que decir de esta película es que es una de las poquísimas donde lo de las 3D no es un timo, se aconseja su visionado en este formato pues ha sido realmente concebida de este modo.
Tal y como ocurre con The Artist, la otra cinta que versa sobre los orígenes del cine, el triunfo de Scorsese no queda en el mundo fantástico, ni en los mecanismo de relojería que tanto habrán encantado a Guillermo del Toro, sino en la recreación del ambiente de la estación de tren de Montparnasse en el París de entreguerras, y las relaciones de los peculiares personajes que la habitan. Existe un inmediato placer estético solo por contemplar dicho mundo, reflejado con mirada de ilustrador de cuentos fantásticos.
Triunfa en eso , y en conseguir que Sacha Baron Cohen haga cine "serio". Está tan bien en el papel que no creí que de verdad era él hasta ver los créditos.
Se trata de una historia real (la de la biografía de George Melies, ciertamente olvidado y redescubierto más tarde por un miembro de la filmoteca) narrada en forma de cuento fantástico, escogiendo con magnífico gusto los elementos de la vida del mítico cinematógrafo que mejor se adaptan a la fantasía. Cuento e historia se funden de manera indistinguible, tanto que nos llegan a hacer dudar de cuanto pudo ser cierto, o de si semejante portento creativo no era aún más mágico.
Quizás la película, más que revelar, oculta.
El mundo visto por los ojos de un niño que nos retrotrae a nuestra propia infancia: Juguetes antiguos, libros, pasadizos, aventuras, lugares prohibidos...
Difícil no triunfar cuando lo que se ha destilado son los elementos comunes de todas nuestras biografías.
Las piezas del argumento encajan tan bien como las del autómata, y así nos llevan poco a poco a la conclusión sin olvidar ninguno de los dilemas planteados (como los condenados amores del tullido gendarme).
Y, por increíble que parezca, se le ha "arrancado" al gran Christopher Lee un nuevo cameo de esos que sin duda han sido hechos a posta para él, no se nos ocurre quien podrá sustituirlo el día que falte.
La cinta no solo entretiene sino que nos redescubre a todos el fantástico personaje de Melies y sus oníricos mundos. El final feliz no puede evitar una sensación de pérdida, no solo por la obra de Melies, sino por la de tantos genios que se ha perdido o que símplemente, como en este caso, ignorábamos en mayor o menor grado.
Necesitamos muchas más películas como Hugo, que nos hagan un poquito menos ignorantes, que nos entretengan un rato, nos ilustren y hagan volar nuestra imaginación.
Que en cada rincón de las estaciones haya un juguetero que haya sido cinematógrafo...
...O mejor, que haya un mago que nos enseñe su nombre secreto y revele por que somos huérfanos...
1 comentario:
Buena reseña.
La invención de Hugo era una película que esperaba mucho desde que leí el libro. Lo adapta de una forma tan lineal que no me sorprende la película y menos algún personaje que han insertado.
Por cierto, te recomiendo el libro: mezcla novela con dibujos que sirven para narrar. Es algo así como intentar usar algunas de las cualidades del cómic para reflejar una película antigua de Méliès.
De estos Oscars, seré perro verde, pero mi favorita fue "War Horse" que también tiene algunos homenajes al cine clásico muy buenos, como "Lo que el viento se llevó" o "El hombre tranquilo".
Un saludo, Pedro.
Publicar un comentario