Hemos disfrutado tanto y tan variado con el que hay que hacer el intento de comentar al menos lo más destacado de este guionista al que sin duda debemos algunos de los mejores ratos de lectura de cómic de superhéroes y las más estentóreas carcajadas.
Si no mal recuerdo es otra de esas lecturas que debemos a la recomendación de nuestro amigo Nacho Carmona.
Y esta quizás es la primera característica de la escritura de David: Definir la personalidad de sus personajes, aun cuando, como en este caso, sean múltiples.
Lo de coger una serie quemada y sin rumbo alguno y tornarla en una de culto David lo repitió docenas de veces, como cuando se hizo cargo de un grupo de mutantes como los hacen ahora, escogidos tirando el Handbook en el aire y a ver que fichas quedan entre las dos palmas.
La muestra de la amplitud del talento de David son cómics como Las Crónicas de Atlantis, donde generó toda una mitología que no tenía nada que envidiar al Krypton de Weisinger para un personaje tan absolutamente fracasado como Aquaman.
Con la certeza que contados guionistas han poseído, podía cambiar de registro, siempre con el humor por bandera, y cuando los Teen Titans de DC perdieron la inspiración, suya fue la ocasión de agrupar a los nuevos personajes adolescentes en Young Justice, serie que luego inspiraría la más compleja y completa versión del Universo DC animado.
Con Supergirl -y su continuación, Fallen Angel- David se sumió en algo que también se le daba de perlas: el realismo mágico y lo sobrenatural.
Con Spider-Man 2099 -ahora también adaptado con arrasador éxito- supo devolver la ilusión a los fans del Trepamuros en unos años, los 90, donde sus cómics originales eran más "radiactivos" que la araña que le picó. Si no mal recuerdo es otra de esas lecturas que debemos a la recomendación de nuestro amigo Nacho Carmona.
Por que -¿fue al cancelarse su serie como complemento de Alpha Flight?- acabamos un tanto aburridos de las andanzas de Hulk.
La genial creación de Mr. Fixit, el Hulk gris, representante del "IT" (Ello) del personaje no nos acababa de encajar, acostumbrados al de Mantlo y Buscema.
Y esta quizás es la primera característica de la escritura de David: Definir la personalidad de sus personajes, aun cuando, como en este caso, sean múltiples.
David pertenece a esa extraordinaria cosecha de guionistas -con sus dibujantes- que en los años 80 y 90 supieron coger a personajes Marvel o DC más que agotadísimos en sus premisas originales y darles una vuelta de tuerca que no solo era fiel a las premisas originales sino de además convertía a estas series en un comic de autor, una versión personal y radical, con su propio tono y dinámica, docenas de nuevos personajes y villanos y algo nuevo y sorprendente esperándote cada mes.
Comprendiendo que Rick Jones, como el Hulk verde, es un símbolo del niño interior de Banner, el guionista lo recuperó para la serie, y lo convirtió por fin en un adulto y un personaje tridimensional donde hasta entonces no había sido más que "mascota" de héroes y relleno.
En Capitán Marvel se lo llevo a las estrellas, dando una y mil vueltas a la relación de los personajes con su pareja Margo Chandler.
Lo de coger una serie quemada y sin rumbo alguno y tornarla en una de culto David lo repitió docenas de veces, como cuando se hizo cargo de un grupo de mutantes como los hacen ahora, escogidos tirando el Handbook en el aire y a ver que fichas quedan entre las dos palmas.
X-Factor acabó siendo una agencia detectivesca noir como demostración de que, caracterizados e interaccionando, no hay personaje malo, ni serie que no fuera revivir bajo un enfoque certero.
La muestra de la amplitud del talento de David son cómics como Las Crónicas de Atlantis, donde generó toda una mitología que no tenía nada que envidiar al Krypton de Weisinger para un personaje tan absolutamente fracasado como Aquaman.
Con el alcanzaría una inolvidable etapa, de esas que por entonces vertebraban el Universo DC a base, claro, de ir atando cabos y cruzando personajes, la tarea inmediata a realizar con aquellos que por si solos no gozan de interés suficiente.
Con la certeza que contados guionistas han poseído, podía cambiar de registro, siempre con el humor por bandera, y cuando los Teen Titans de DC perdieron la inspiración, suya fue la ocasión de agrupar a los nuevos personajes adolescentes en Young Justice, serie que luego inspiraría la más compleja y completa versión del Universo DC animado.
Con Supergirl -y su continuación, Fallen Angel- David se sumió en algo que también se le daba de perlas: el realismo mágico y lo sobrenatural.
¡Hay que tener mucho talento para coger un montón de espuma protoplasmática de otro universo y sacarse 75 números de la cabeza!
La Supergirl oficial acabó volviendo pero no ha llegado a ser ni la décima parte de interesante que este "Ángel Terrestre"
Y por supuesto quedan sus columnas, sus debates contra Image, sus novelas y comics de Star Trek y docenas de más cómics que, más que ganas de leer, lo que nos gustaría recuperar es la ilusión con quien lo hicimos.
Tras años de dramas médicos y económicos, descansa ya este gigante de la industria de una altura inigualable en la actualidad, y una simpatía que arrasaba por donde pasaba.
Percibimos en el plano astral que le ha dado a Mephisto un disgusto más grande que los de Silver Surfer.
D.E.P.








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