Todo prologado de nuevo por el mayor experto en este tipo de literatura, David Roas, cuyo trabajo rescatándola del olvido es impagable.
Este escritor fue uno de los muchos influenciado por las primeras traduciones francesas de la obra de "Edgard Poe", a quien dedicó un elogioso texto que ayudó a popularizarlo en nuestro país y que está incluído en este volumen.
La influencia se deja sentir enormemente en dos de sus relatos, como es el caso de El año en Spitzberg, que se desarrolla en las regiones polares de Un Descenso al Maelstrom, o Los Ojos Negros.
El primero casi se puede interpretar como símbolo de la existencia en este Valle de Lágrimas entendido como Purgatorio.
No faltan otros relatos ya míticos del autor, como La Mujer Alta -y créanme, que ya no voy a ver la esquina de Montera con Jardines de la misma manera al pasear por allí; El Amigo de la Muerte -Alarcón adelantándose a Gaiman siglo y pico- o El Clavo, paradigma de toda la posterior investigación "procedural" policiaca.
Como extra, el curioso texto que da título al libro, que no tiene nada de fantasmal, pero si es un delicioso retrato de la vida en nuestra Villa y Corte en tiempos del escritor.
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