Para la mentalidad actual, científica, aún las personas con sentimientos religiosos o espirituales van a tener que aceptar que eso de que Dios establezca unas leyes físicas y luego según qué individuos se las salten cuando conviene es altamente improbable.
A menos, claro, que se las salte cuando uno lo necesite o solicite. Al menos al que esto escribe aún lo he pasado.
El libro contiene tres textos principales, el primero de los cuales detalla los ejemplos de milagros en el mundo pagano, griego, en el que más tarde nacerían los Evangelios y en el que semejantes prodigios ya estaban a la orden del día, atribuidos a sus propios dioses.
El segundo presenta ejemplos similares entre rabinos y profetas judíos. Los milagros de Jesús, básicamente, están copiados al dedillo de los realizados por Elias y Eliseo, con muy pocas innovaciones, dotando así al personaje -de ficción- de la misma aura divina de sus antecedentes, por eso se le compara con el profeta ascendido a los cielos en carro de fuego, llegando a creer que es el mismo, retornado.
La tercera parte, a cargo del profesor Piñero, analiza uno a uno los milagros de Jesús, juzgando su plausibilidad.
Siguiendo su intención de convertir al personaje de Jesús en una persona histórica, a Piñero le interesa negar todos los eventos sobrenaturales a la vez que, según le cuadra, busca justificaciones históricas a los mismos, llegando a decir que la Multiplicación de los Panes y los Peces "puede ser el recuerdo de una gran comilona".
Nosotros creemos más probable que sea simplemente una versión del mitológico Cuerno de la Abundancia, de igual manera que muchos de los otros "milagros" no son más que adaptaciones de otros mitos y símbolos espirituales insertados así en el ciclo mitológico de Jesús.
La Calma de la Tempestad tiene más que ver con las aventuras de Ulises y su bolsa de los vientos que con otra cosa.
Las Bodas de Caná es un relato de naturaleza alquímica con el antecedente de Moisés, que torna en sangre las aguas del Nilo, etc...
Una última reflexión a la que hemos llegado recientemente y que nos extraña que no sea ya más popular:
¿Cómo pudo Jesús, siendo Dios, resucitar a Lázaro? ¿Acaso no era Dios quien había decretado el final de sus días? ¡Se estaría contradiciendo a sí mismo!
En cualquier caso, una lectura necesaria para concluir que a los diferentes -y nada originales- relatos reunidos en los Evangelios les hubiese hecho falta un poco más de inspiración... o un buen editor/corrector.
1 comentario:
Muy interesante este libro Pedro.
¡Felices Fiestas!
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