Otra de las virtudes de Archivos Vola es reunir a los mayores expertos en cada materia, y hablando de Arte y Ocultismo, nadie mejor para conocer la relación de estos en el París de Fin de Siglo que nuestro querido y admirado Pedro Ortega.
Nos descubre en esta ocasión la figura del pintoresco y controvertido Joséphin Péladan, criado en ambientes ultracatólicos y que exhibiendo una imagen que nos recuerda a un Rasputin occidental, acabó reimáginandose a si mismo como un antiguo monarca babilónico.
Eliphas Levi, Stanislas de Guaita o Papus son los personajes fundadores del moderno Ocultismo con quienes se le relaciona y con los que fundó diversas Sociedades Secretas a tal efecto, finalmente excindiéndose en su propia Orden De La Rosa Cruz del Temple y del Grial.
Como destaca Ortega en su texto, la diferencia con ellos es que el si llegó a concretar sus ideas sobre el arte como reveladora de la Verdad Invisible organizando -gracias a mecenas- sucesivas exposiciones que reunieron alrededor de dos centenares de obras y artistas y fueron todo un éxito y sensación en el París de la época. Estos fueron los Salones de la Rosa+Cruz.
Los Rosacruces habían sido una sociedad secreta europea análoga a la Masonería y que, como tantas otras, reverdeció en esta encarnación con el auge del Hermetismo a finales del siglo XIX y principios del XX, uniéndose así a corrientes como la Golden Dawn, Teosofía, Antroposofía, etc...
Como bien señala el autor, todas estas escuelas de pensamiento espiritual tuvieron una influencia fundamental en las corrientes artísticas de la época, Simbolistas pero también el resto de lo que serían las Vanguardias. Y así, el libro contiene un análisis fundamental de los artistas y obras que fueron creadas de acuerdo a estos principios o directamente para ser expuestas en los susodichos salones.
Un trabajo necesario para destacar estos aspectos poco conocidos, históricamente obviados por la crítica pero cruciales.
Uno no puede más que quedarse impresionado con la cantidad y calidad de artistas, pensadores y creadores que estuvo relacionada de una u otra forma con el Ocultismo y la inmensa influencia de este en la Cultura, aunque de manera a veces tan sutil que sigue siendo tristemente ignorada.
A pesar de la obvia excentricidad del promotor de estos Salones, no se puede decir que esos temas estuvieran en manos de ignorantes y/o supersticiosos, sino en la flor y nata de la cultura e intelectualidad del momento.
Y como muestra, aquí os dejo esta música compuesta por el mismísimo Satie para amenizar la entrada a los Salones, que a su vez sustituía a los acordes del Parsifal Wagneriano, pues obviamente el Grial acabó siendo una de las obsesiones centrales de Péladan.
1 comentario:
Creo recordar que, según la Espasa-Calpe, el propio Peladan gozó de cierto prestigio como poeta entre sus coetáneos.
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