lunes, 9 de julio de 2018

JOE SHUSTER: UNA HISTORIA A LA SOMBRA DE SUPERMAN

Nos da muchísima alegría ver que es Dibbuks la editorial que publica este tomo que, aunque dibujado exquisitamente por un italiano, narra los orígenes del mayor personaje del cómic americano y con el, como sus propios autores repetirían con los años, el de toda la industria de los cómics en ese país, una que ahora alcanza al la TV y el Cine y se disfruta por todas las latitudes del planeta.

Y todo comenzó con dos chicos judíos, hijos de inmigrantes, en Cleveland.


El cómic, soberbiamente documentado y quirurgicamente narrado, nos cuenta la historia de Joe Shuster desde sus orígenes, y cómo la creación de Superman, junto a su colega Jerry Siegel les acabó acarreando miseria, pleitos y penalidades, hasta que lograron, ya ancianos, un acuerdo con DC Comics en los años 70.


Seguro que la historia general ya la conocéis, pero el autor detalla como nunca la vida y circunstancias de Siegel y Shuster a los largo de los años y también las de muchas otras figuras del cómic y de la editorial que los estafó y arruinó moralmente en varias ocasiones, incluyendo las últimas investigaciones sobre los propietarios de DC Comics y como esta nació más o menos como un negocio para blanquear dinero obtenido en otras empresas bastante menos legales y heróicas.

Y DC Comics no es la única editorial de cómics de la que se sabe esto. También estaba Charlton, etc, etc, etc...


El genio de Voloj consiste en narrar todos esos eventos que forman ya parte de la historia del medio y sus personajes pero saber hacerlo desde la figura, las experiencias y los sentimientos de Shuster.

Uno no puede evitar empatizar con el autor, quizás más con el que con el rebelde Jerry Siegel, y sufrir cada una de sus tribulaciones, infinitamente hirientes y humillantes tratándose del co-creador no solo de una máquina de hacer billetes como Superman, sino que además se trataba ya de todo un icono de la cultura estadounidense, y, para más INRI, el campeón de los pobres y los oprimidos.


Campi, a pesar de no ser americano, sabe evocar a los grandes artistas de esa tradición y refleja magníficamente la época de los autores, yo creo que compitiendo hasta con Eisner y sus retratos de la Gran Depresión.

Los colores pastel que utiliza reflejan magníficamente esa América de los Sueños que persiguen los protagonistas y que sueñan en sus creaciones y sus aventuras. Un sueño roto una y otra vez por los poderes empresariales y legales y las traiciones personales, quizás las que más duelen.

Además el artista refleja con una increíble pericia los rostros de docenas de autores y protagonistas en sus inconfundibles apariciones.


Los Sueños del Hombre Vs. El Poder Corporativo y el Ostracismo Social.

Evidentemente, nosotros no hemos inventado a Superman ni se nos han hurtado millones y toda una vida con ellos.

Pero habiendo participado de la industria de los cómics, no podemos dejar de identificarnos con los protagonistas y lamentar cuan poco a nuestro juicio han mejorado los métodos y maneras de esta, dentro y fuera de los U.S.A., en el trato a sus profesionales y en la ética de muchos de sus componentes.

Nos queda la pírrica victoria de que, a falta de esos éxitos, nos hemos evitado con ellos via crucis similares al de Siegel y Shuster, que siguen ocurriendo, en mayor o menor grado, en todos los sitios y todos los días.

Antes soñabamos con hazañas heroícas, ahora lo hacemos con un mundo más justo.

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