Mucho se ha hablado de la posterior "organización" que de este hizo August Derleth. Pues bien, esa interpretación, a menudo tachada de maniquea, de oponer fuerzas positivas a las negativas, arranca de este texto.
Kingsport, una ciudad imaginaria recuperada de revelador nombre, y una extraña mansión en lo alto de uno de sus acantilados, envueltos en niebla.
Allí llega un FILÓSOFO que escalará hasta penetrar en la numinosa construcción. Un barbado y misterioso personaje lo recibe, nexo de unión con todo un fantástico mundo olvidado, lejano, intangible, sutil, pero que sigue ahí para quienes sepan encontrar el camino que conduce hasta el.
Allí el visitante tiene toda una suerte de visiones "submarinas", una procesión de criaturas marinas: sirenas y tritones, nereidas al mando de Neptuno. De nuevo, como en tantas ocasiones, el mundo clásico pervive y se manifiesta, como el modo más directo de simbolizar lo antiguo, lo que permanece, lo que está ahí pero no se ve, lo que aún nos espera.
Pero más allá, Lovecraft recupera e intercarla a Nodens, un dios marítimo céltico, en un intento por introducir un panteón más PRIMORDIAL, una especie de "Titanes" o Valar en Tolkien, de quien Neptuno no es más que un servidor, o en el mejor que los casos, un avatar.
Son los referidos como ELDER GODS, y aunque el texto no los opone a los temibles Old Ones, si que establece ya que hay oscuras fuerzas en ese borde de la realidad, que también visitan la casa y a la que es mejor no abrirle sus puertas.
Con esto no queremos dar por buenos todos los escritos de Derleth ni el enfrentamiento maniqueo de panteones "del bien y del mal", pero ciertamente Lovecraft no abandona al aventurero únicamente a la destrucción y el sinsentido ciclópeo de Nyarlathotep y los suyos, sino que rebusca igualmente en el pasado unas deidades que, si bien no necesariamente bondadosas, si son más favorables a los humanos.
Lo curioso del relato son los incontables paralelismos que tiene en mensaje y motivos con los primeros escritos -y menos conocidos- de J.R. R. Tolkien, aquellos recogidos en el Libro de los Cuentos Perdidos:
También es en una Cabaña donde el viajero recibe la antigua sabiduría en forma de cuentos -con sus visiones-, también los Elfos son criaturas fantásticas con una decidida vinculación con el Mar, también es Ulmo, el dios Marino, quien más próximo se muestra a los mortales abandonados en las Costas de la Tierra Media, también esas realidades eran alcanzables durante el Sueño a través de la Senda que conducía a la Cabaña, una que, como le ocurría a Randolph Carter, los protagonistas de los versos de Tolkien ya no podían revisitar...
Cabañas y casas con sueños, lugares seguros donde las fuerzas divinas aún habitan y se manifiestan van a ser una constante en las aventuras más conocidas de Tolkien, vivan en ellas el barbado Tom Bombadil o Beor o sean los Jinetes Negros quienes llamen a sus puertas.
La Búsqueda de estos dioses que ya no visitan más que fugazmente el plano material para vivir en los Sueños -uno de los grandes motivos de Gaiman en su Sandman- será el argumento de los siguientes escritos de Lovecraft.
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