Y, sin embargo, siendo el cómic de Miller un ejemplo de las técnicas narrativas del cómic, en este caso el transvase a otro género hace necesario una serie de cambios que producen una película muy similar pero a la vez distinta del cómic que adapta.
En el cómic, Miller usa la acumulación de viñetas por página para causar una sensación claustrofóbica, opresiva, que define en buena parte el ambiente del tiempo "cyberpunk" futuro, violento, oscuro, degenerado...
Evidentemente no existe ese recurso en cine -si otros análogos, claro-, por lo que el espectador en este caso puede disfrutar de una historia más espectacular, contada con imágenes más grandes e impactantes.
El ritmo frenético que marca la sucesión de pequeñas viñetas, los flashbacks o las elipsis aparecen en este proyecto marcados por una más que adecuada banda sonora que puntúa el futuro cyberpunk que imaginase Miller.
Un futuro, claro, que 30 años después ya no parece tan amenazador ni tan apocalíptico, y queda un tanto desfasado. Sabemos ahora, como siempre, que lo malo del futuro no es que se oscurezca, sino que siga terriblemente parecido al presente.
Con el paso a la animación la historia deja de ser un proyecto aislado, casi experimental del personalísimo Miller para incorporarse indefectiblemente al corpus de historias de Batman, de historias animadas.
Y sin embargo, al verla modernamente, se aprecia que Miller puso de Batman en la historia lo justo, lo poquito que sabía.
Y, como ocurre con las grandes obras, en esta ocasión se descubren nuevos significados, como la pista que da Harvey Dent sobre que en realidad no está nada curado, cuando agradece a los doctores que le den una SEGUNDA oportunidad...
1 comentario:
¿esto acaba mas o menos o te quedas en plan 'ala a ver si estrenan matrix revoltijos pronto'?
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