Pero, salvo el entorno de reino fantástico Medieval, solo el nombre parece haber sido adaptado en esta nueva, actual, divertida y pelín siniestra versión de Feroumont.
Lo que si perviven son las estructuras de cuento de hadas: un rey tiránico, una gran batalla, un bebe salvado milagrosamente que crece en secreto con identidad falsa, una malvada y celosa reina, unos príncipes codiciosos, unas damas tan caricaturescas como estúpidas...
Blanca Flor parece querer situarse definitivamente dentro del rango de nuevas princesas, Disney o no Disney, que no necesitan ningún príncipe que las salve por que lo hacen ellas solitas.
Feroumont destaca en el variado diseño de personajes, como decimos con un gran talento para la caricatura, la ambientación y las bellas ilustraciones que saben evocar la fantasía de esos mundos encantados.
Queda advertir que en ocasiones el lenguaje y los temas son algo adultos, por lo que su lectura mejor que esté reservada para lectores de diez años en adelante, más o menos .
Con personajes más complejos y cáusticos, este es el tipo de cuento de hadas que pueden leer los niños cuando les dejan de gustar los cuentos de hadas.
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