Atentos, por que si ya es difícil reconocer a Jonah Hill como el gracioso regordete de muchas pelis con el peso que ha perdido, más difícil es reconocerlo tras la cámara, o como el adolescente protagonista de esta interesante cinta.
Y es que el ahora director echa la vista a atrás y nos cuenta su conflictiva adolescencia durante los años 90 en Los Ángeles.
Una madre "ausente" y un hermano mayor abusón pintan una triste escena para el jovencito de 12 años que de repente trama amistad con un grupo de skaters, unos años mayores que el y que, como termina revelando la película tienen vidas igual o más complicadas.
Sin un marco familiar, la necesidad de pertenecer a un grupo, a cualquier grupo, se convierte en la obsesión del chaval. Y eso es algo que seguramente le salva la vida, aun a riesgo de ponerla varias veces en serio peligro.
Drogas, despertar sexual y una severa crítica humana y social por parte del director que muestra claramente como hay veces en las que no tienes más remedio que estar drogado ante la imposibilidad de lidiar con según que realidades.
Gran historia y gran interpretación de todos los chicos que recrean a la perfección el ambiente callejero de los años 90, y que por desgracia reflejan a buen seguro muchas realidades totalmente contemporánea, en esa y otras muchas ciudades.
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