¡NO CONTIENE SPOILERS!
Uno no puede dejar de querer ser benevolente con esta serie, que viene tras otras que tantísimas alegrías nos han dado y han hecho avanzar tanto el género de los superhéroes en TV.
No es que sea nada catastrófico ni sin solución, al fin y al cabo se trata de otra serie más del Universo Marvel Netflix que está hecha -y quizás esa es su mayor flaqueza- siguiendo muy de cerca todas las anteriores.
Pero parece que, a pesar de seguir lo que ya está deviniendo en fórmula, se han dejado fuera esta vez algunos de los elementos que hicieron impresionantes, adictivas, originales o simplemente conexas las anteriores series.
No pasa nada, no queda más que verla de un tirón y ponerse ya a disfrutar los Defensores, pero precisamente por que apreciamos la labor que han hecho los creadores de este Universo, no podemos dejar de darles un tirón de orejas para que el listón no vuelva a bajar, como ocurrió en las segundas partes de la temporada de series como Jessica Jones o Luke Cage (en esta de manera fatal) por falta de contenidos y repetición de los esquemas de la primera mitad.
Se da pues la paradoja de que tenemos aquí a un personaje y unos ambientes prácticamente calcados de Daredevil pero que ni de lejos alcanza la calidad de esa serie.
¿Que es lo que se ha cambiado...? Tenemos que ponernos a meditar para detectar los sutiles ingredientes de una receta que esta vez no ha funcionado. El Diablo -el de Matt Murdock- está en los detalles.
Sin duda hay cosas que saltan a la vista: Personalmente, me he sentido muy timado con que se nos HURTEN sistemáticamente todas las escenas de flashbacks de K'un-Lun. Imagínense: Es como tragarse la serie de Kung-Fu sin las inolvidables lecciones del Maestro ciego al Pequeño Saltamontes.
No solo no se nos muestra ese Shangri-La oriental y divino, sino que parece haber tenido un nulo efecto en el espíritu de Danny Rand, más allá de enseñarle Kung-Fu:
No consigue controlar su ira, es engañado una y otra vez, cuando conviene al guión le sujetan entre dos tíos, tiene toques de infantilismo, que no de una cierta inocencia celestial que si resultaría chocante y atractiva. Y para colmo parece que lo entrenaron un una dureza inhumana.
Osea, que de CELESTIAL "el monasterio", que no ciudad, tiene poco o nada, y lo raro es que no se haya marchado de allí antes. Y las enseñanzas budistas han tenido en el el mismo efecto que el que lee una galleta de la suerte.
Supongo que intentan alejarse del propio arquetipo de Kwan Chang Caine pero han acabado con un personaje incoherente y estúpido con el que no se puede empatizar.
Si, Lei-Kung el Tronador, su maestro, acaba apareciendo, pero para entonces ya estamos todos solemnemente aburridos por el mundano enfoque de la serie, claramente corta en presupuesto.
También hay una falta de secundarios interesantes: Los Meachun, Ward y Joy, representan bien la inhumanidad de las Corporaciones -algo que estamos hartos de ver en Daredevil- pero... no son Kingpin.
La falta de un villano específico de peso sin duda es lo que más hiere a esta serie, que acaba reducida a ser un Falcon Crest de los Chase contra los Gioberti, pero sin Angela Channing.
De hecho, Ward Meachun resulta un personaje mucho más atractivo en su maldad y debilidades que el propio protagonista, y por ahí, mal vamos.
Collen Wing, uno de los "suertudos" encuentros que el personaje tiene cuando conviene al guión, ya veréis, tampoco acaba de aportar nada a la serie, su historia no coincide con la del protagonista, no tienen tensión sexual, y el personaje no acaba por ser atrayente. Sale muy mal comparada con todas las famosas féminas del resto de este Universo de Los Defensores.
Y Rosario Dawson, para cuando aparece, sigue recibiendo cadáveres y heridos a diestro y siniestro sin molestarse en llamar a los otros héroes que ya conoce, y eso que sabe que La Mano está detrás de todo. ¿Pues para qué la sacan...?
Esa es quizás la "idea feliz" de la serie, el relacionar a Iron Fist en los ninjas de Daredevil.
La conexión esta bien pero convierte a este personaje en un "secundario" de DD, o viceversa, y no desarrolla supervillanos propios.
Sin villanos, sin traje, dos episodios para encender el puño por primera vez... Lo siento, pero esta serie no solo quita el "super" a los superhéroes sino también el resto.
Un remedo de combate de Ciudades Celestiales solo ejemplifica las graves deficiencias de la serie y todo suena a ya visto y mejor hecho. Madame Gao no da para más.
No queda pues más que esperar que la serie mejore ya en su segunda mitad, con todos los elementos que tanto les cuesta introducir ya presentados, por que si siguen estirando tramas y hurtando ideas y personajes se puede llegar a hacer bastante insoportable.
¡Para que veáis la enorme diferencia que pueden causar GUIONISTAS Y SHOWRUNNERS diferentes!
Confiamos que unos y otros no se duerman en los laureles y sepan darle a Danny Rand todo un nuevo enfoque como miembro del grupo y futuro compañero de Luke Cage.
¡Todo eso y más lo compartiremos en nuestro grupo THE DEFENDERS!
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