Para todos los lectores de este blog aficionados al cómic americano, esta es una película les va a aclarar finalmente en que consiste el oficio de una profesión muy a menudo ignorada, tanto en los libros como en los cómics: la de Editor.
Y no, no es el señor que pone el dinero y manda el libro a imprenta.
Un editor es una especie de MENTOR del escritor, cuya función, en inglés "to edit", implica siempre la labor de REPASAR, CORREGIR, ACORTAR, PULIR el texto.
De tal manera, en la película queda patente, que lo que leemos NUNCA es el trabajo original del escritor -o guionista- sino lo que queda de el tras pasar por las en ocasiones personalísimas manos de un editor.
A veces, en el caso de los cómics americanos, lo que queda es NADA. Por eso un buen editor es fundamental, y por eso hay guionistas cuyo trabajo parece IRRECONOCIBLE cuando cambian de editorial.
En este caso se narra la vida del editor que descubrió a los grandes escritores americanos del siglo pasado: Hemingway, Fitzgerald y Wolfe, Maxwell Perkins, y su amistad con Thomas Wolfe.
Perkins, desde su gris despacho, había cambiado la literatura americana, llevando una vida tranquila y familiar.
Wolfe era la pesadilla personal que cabe esperar de cualquier genio: juerguista, mujeriego, impulsivo, bebedor, inestable...
Las vida de ambos se ven afectadas a partir de esta relación creativa y laboral.
Pero es que además Wolfe estaba poseído de una particular VERBORREA, por lo que era capaz de escribir cinco veces más palabras de las que caben en cualquier libro razonable.
Y ahí la labor del editor, podar esa maraña hasta dejar algo legible y publicable.
No hay que decir que todos los grandes actores de la cinta hacen un gran papel, mostrando además un retrato del periodo de América y un estudio de las relaciones creativas y personales invaluable.
De poco sirve el GENIO que titula la película original si se carece del oportuno Pigmalión que lo pula y lo convierta en algo comercial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario