Tampoco nos engañemos: La película, si adapta fielmente el libro de Mitch Cullin, está escrita por un furibundo Sherlockiano, uno que, como tantos antes y después de el, quiere dejar su propio sello en el personaje y dar su versión de por qué y cuando Holmes terminó retirado en Sussex y dedicado a la apicultura, como nos revelase en su día Conan Doyle...¡Perdón, Watson...!
Se trata de un Holmes crepuscular, desgastado, en algunos aspectos ya irreconocible, que se enfrenta a un enemigo mucho más poderoso y sutíl que Moriarty, uno que ni siquiera el puede vencer: la pérdida de la propia identidad que supone la senilidad.
No obstante, Holmes demuestra su inteligencia y su espíritu combativo usando lo que le va quedando de ella para oponerse y luchar contra el declive y el olvido.
Con la ayuda y motivación de Roger, el hijo de su Ama de Llaves, Holmes intenta rememorar cuales fueron las trágicas circunstancias de su último caso, ya en solitario, en Baker Street.
Aunque no explicitamente, la película apunta a que fue la marcha del Doctor Watson la que acabó con la carrera de Sherlock Holmes, al romper la icónica pareja.
Y es que Holmes no solo lucha contra el olvido, también lo hace contra la soledad.
Y en ese sentido la película escapa al género y se convierte en una cruda y realista, sentida reflexión sobre la vejez, una de las pocas cosas más universales que las aventuras de nuestro Sabueso.
Más, contando con una preciosa fotografía tanto para el idílico retiro pastoril en Sussex como las escenas de flashback a la última aventura en Londres, la cinta no deja de contener un misterio, uno que Holmes se empeña en desentrañar con el éxito acostumbrado...
Pero sin embargo, la aventura le servirá a Holmes para descubrir que hay cosas que escapan a sus cualidades de observación y deducción.
La obra encierra una agria crítica al carácter huraño y la falta de tacto de Holmes, que le costará lo que más aprecia.
Y a la vez, perdido Watson, Holmes encontrará su propia salvación en emular al buen Doctor que creó ese "monstruo ultrapopular" y deformado que lo ha devorado: Holmes descubrirá el valor salvador de la Ficción.
Para si mismo, y para los demás. Y en ella, reencontrará su propia Humanidad.
PS: No podemos dejar de reseñar la aparición de Nicholas Rowe (Young Sherlock Holmes) como el Holmes de la ficción cinematográfica.
Este y otros mil detalles podrán ser descubiertos por los aficionados al personaje en esta obra que ciertamente distingue mejor que cualquier otra entre el Holmes canónico de Conan Doyle y el que los demás medios se han encargado de popularizar.
Y es que, lo que define a Holmes, va más allá de la pipa y la gorrita. ¡Toda una invitación a descubrir al personaje original en las novelas y relatos de Doyle!
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