Leído el tomo lo primero que destaca es la calidad gráfica del mismo: En las primeras aventuras, tras Ruber Moreira, ya llega Joe Kubert, que es seguido por Nick Cardy, Alex Toth y finalmente Bill Elly.
Eso convierte a este cómic en uno de las joyitas de la Silver Age, paradójico encontrar este plantel en un personaje tan secundario.
Las historias de Jack Miller giran en torno a Rip, su novia, el hermano de esta y su ayudante Jeff, que viajan en el tiempo por la más mínima excusa para desentrañar misterios históricos.
Antiguas civilizaciones, entornos medievales, que sistemáticamente acaban poblados por Dinosaurios o el monstruo de turno.
Escenas subrealistas en las que el grupo aterriza a las afueras de Alejandría y pregunta por Alejandro Magno a un pastor que le informa de su paradero sin inmutarse ni de la nave voladora ni de la indumentaria de los visitantes.
No obstante, los valores de producción de este cómic, ingenuidades aparte, da sopa con onda a cualquiera de la DC actual, y los dibujos, ya digo son todo un clásico que mantiene esa uniformidad de los maestros de la época, que se parecían los unos a los otros al menos en la claridad y eficacia de su storytelling.
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