DC COMICS OF TWO WORLDS

Comenzado ya el tercer mes del Universo New 52, ya nadie habla de él, ni siquiera para mal.

Solo la editorial sigue usando machaconamente su maquinaria publicitaria para compensar en lo posible el impepinable bajón de ventas, o para acolchar su sonoro batacazo.

Personalmente, la sensación es que los personajes me resultan IRRECONOCIBLES, como si formasen parte de los cómics publicados en una realidad alternativa a lo FRINGE.

Solo el título permanece, todo lo demás ha cambiado. No se trata de que hayan modificado detalles de su pasado, sino que la propia narrativa se ha hecho diferente, aligerado, como si de repente estuvieran destinados a intelectos menores.

Ojeo página tras página buscando quizás alguna aventura que se pueda disfrutar de manera aislada, o cuando menos un nuevo talento que destaque en toda esta catástrofe, pero sin embargo esa omnipresente y dubitativa mano editorial arruina de mil y un modos diferentes cada una de las iniciativas.

Ninguna de las series "nuevas", las menos populares, las marginales, ha destacado, y se cancelarán todas como es previsible (si DC decide continuar Men of War más allá del 6, como ha anunciado, con un nuevo guionista, se condena a una ruina segura, pues NADIE puede comprar esos cómics).

Y en cuanto a los personajes de siempre, comparten una característica en común: No tienen nada nuevo que no tuviesen antes, y si carecen de muchísimas cosas buenas que ya no les pertenecen.

¿Quien va a ser el tonto que se va a conformar con un euro pudiendo tener diez...?

Preveo pues, ya lo dije en su día, una DC reducida a sus cinco personajes principales más los "experimentos" que se decidan a mantener.

Se pueden contar con los dedos de una mano las series cuyos números dos han sido dibujados ENTERAMENTE por el artista del nº 1. Y si no, será en el 3 o en el 4. Las series que a priori se pudiesen comprar "por el dibujo" conformarán unos tomos recopilatorios "Frankenstein" de tres, cuatro o cinco autores en los primeros seis números que los arruinará comercialmente por completo.

La inseguridad y carencia de ideas se hace patente en el ritmo de narración, números que mueven mínimamente la historia hasta los repetitivos cliffhangers finales, mientras los editores se la van inventando línea a línea, y los guionistas la van reescribiendo, y los dibujantes redibujando . Más que cómics, parecen tiras de prensa de tres viñetas.

Los personajes, claro, encerrados en sus propias series, sin mencionar conceptos de otras pues los guionistas los desconocen absolutamente, no sabe la mano derecha lo que hace la izquierda. Y como guinda, los continuos renuncios: Nos anuncia la editora que no han existido más Teen Titans que los de ahora, pero Robin nos lo desmiente en el nº 2...

El NDCU no sirve ni como puzzle, pues las piezas no encajan, ni encajarán.

Y de nuevo, la persistente sensación de que este creciente caos no es nada nuevo, sino que ya existía antes del Reboot, aunque no habíamos querido o sabido reconocerlo.