VENGADORES: YESTERDAY QUEST

Este es un post cuadruple. Por un lado, se habla de mi saga favorita de Avengers (¡¿cuales son las vuestras?!), por otro se comenta la etapa de Bendis en el título, quien ahora está relanzando con Marvel toda la franquicia, con una amenaza más que seria de dejar a DC fuera del TOP TEN de los más vendidos. Ya lo iremos comentando. Luego hablaba algo de los Mighty Avengers de Slott, que al final resultaron fallidos por la falta de dibujantes PROFESIONALES -así, con mayúsculas-. Por último hablo de mi descubrimiento de Fred Van Lente (y Rafa Espín), quien desde entonces ya se ha convertido en promesa confirmada en las páginas de Spidey, Marvel Zombies y su propio título de Iron Man.



Una de las ventajas de la decantación del mercado hacia las grandes superficies, los “hipermercados del libro” es que las editoriales necesitan llenar esas estanterías con más material del que actualmente producen. No sólo la inmensa totalidad de series actuales se recoge en formatos de tapa dura (al mes siguiente de terminar cada saga) y tapa blanda (unos tres meses después en Marvel, aunque DC se puede pasar años para facilitar a los lectores este formato, un punto más donde Marvel les gana de corrido), si no que particularmente es Marvel también la que esta recopilando en hardbacks y paperbacks tanto etapas imprescindibles de algunas series (los “Visionarios” de los 80: Byrne, Simonson, Miller...) como algunas sagas o selecciones de material que señalan, dado la discutible relevancia de las mismas, a que buena parte de estas ediciones se producen simplemente para llenar espacio en las estanterías y ocupar cuota de mercado, siendo saldados los tomitos o tomazos en la convención de turno un par de años después.

En cualquier caso, todo es válido en el amor y en la guerra editorial, y de esta batalla salimos increíblemente beneficiados los lectores –los que lean inglés, en principio- que tenemos la oportunidad de recuperar en formatos elegantes comics que particularmente no han estado a disposición de los lectores durante dos o tres décadas y que a lo mejor marcaron de forma especial nuestra adolescencia comiquera. Era absolutamente escandaloso que hasta que se puso en marcha la industria de las reediciones en tapa dura o blanda en los U.S.A. los lectores –y aún más importante, los autores- de comics no tenían allí acceso inmediato a obras tan definitorias del género como los X-Men de Claremont y Byrne o los New Teen Titans de Wolfman y Pérez (aún faltan por aparecer tres o cuatro Archives para recoger esta etapa completa, para que sepáis lo afortunados que somos los coleccionistas españoles). Osea, que si ignoraban el pasado del medio o la historia de un personaje, no se les podía poner verde. Ahora ya si, el que no lea, es por que no quiere.



Pues uno de estos tomos inesperados hasta cierto punto ha sido el que recoge la saga anteriormente conocida como “Yesterday Quest” (siendo recopilada bajo este nombre ya en 1994), la aventura de los Vengadores que desentrañaba el origen de Quicksilver –Azogue, insisto, no Mercurio- y la Bruja Escarlata y que ahora se ha bautizado como “Nights of Wundagore”.

Hace años que quería dedicar un artículo a explicar por qué esta es mi aventura preferida de los Vengadores, así que esta conmemoración viene que ni al pelo: como lector de superhéroes siempre he gravitado más hacia las series de grupo. Por un lado por la variedad de personajes, por otro por la exploración de los locales del Universo Marvel, por el tono más épico y “cósmico” y por último, supongo, particularmente en Vengadores, por el uso de la continuidad Marvel, del universo compartido para generar en esa riqueza argumental las historias. Y es en ese sentido, aunque también en todos los demás, en los que “La Búsqueda del Ayer” se lleva la palma como aventura definitiva de los “Más Poderosos Héroes de la Tierra”.



Antecendentes: Roy Thomas, que andaba recuperando personajes de la Edad de Oro en Invasores, decidió de una manera bastante lineal que mi tocayo Pietro y su hermana Wanda descendían de Whizzer –el Flash de Marvel, personaje con supervelocidad ganada gracias a una transfusión de sangre de Mangosta, que había heredado Quicksilver- y Ms. America, una de las pocas heroínas Marvel de los años ’40. Pero existía otra “corriente de pensamiento” que tramó para los gemelos mutantes un origen mucho más lógico aunque, dado lo ya establecido, infinitamente más enrevesado, aunque las piezas parecían encajar como si de un plan premeditado se tratase: eran los hijos perdidos del propio Magneto, quien los reclutó años más tarde para su Hermandad de Mutantes Diabólicos antes de que los personajes pasasen a engrosar las filas de los heroicos Vengadores.

Lo curioso es que, aunque supuso un flagrante inserto de retrocontinuidad, de esos que hoy hacen temblar la internet, Mark Gruenwald y Steven Grant (junto a Stern y Micheline) se las apañaron, como no, para narrar la historia de tal manera que todo encajara como un inmenso puzzle que es el Universo Marvel. Gruenwald, creador del Oficial Handbook, ha sido por supuesto quien más contribuyó hasta su inesperado fallecimiento a fortalecer los cimientos del Universo Marvel como una realidad de ficción conexa e interactiva, aspecto que ha permanecido inconcebiblemente vedado en la última década hasta la reciente moda de los “eventos”.



Y así, haciendo un recuento, tenemos que en esta aventura se hilan tramas y personajes procedentes de los más variopintos rincones del Universo Marvel, a saber: Quicksilver y la Bruja venían de X-Men, el Alto Evolucionario y sus Caballeros de Wundagore habían aparecido en Thor, Morded el Místico disfrutó de un par de números en Marvel Chillers, el Darkhold y Taboo se originaron en la serie Werewolf by Night, Johnathan Drew, Magnus y Morgana eran elementos de Spider-Woman, Cagliostro se había enfrentado a Drácula en su magazine en blanco y negro. Incluso se hace mención de pasada a Mr. Doll, un antiguo enemigo de Iron Man... Todo eso cruzado con Magneto, que durante la etapa Claremont Byrne de X-Men, revelaba que su esposa era la misteriosa y desaparecida Magda.

Lo curioso es que, a pesar de ser Pérez el dibujante definitivo del grupo, esta aventura cayó a cargo de Byrne, cuando el anterior tuvo que abandonar inconclusa la inmendiatamente anterior Saga de Korvac. Siendo anterior, la posesión de Wanda por Chthon prefigura en buena parte la posterior corrupción de la mismísima Jean Grey como Fénix Oscuro. Además el tomo incluye toda la saga -desde el hilarante número en que Peter Gyrich reduce la alineación de los Vengadores a siete- y ha sido un auténtico gustazo el leer los guiones originales, plagados de bromas y de retruécanos shakespirianos en boca de Mordred sin las ocurrencias y deslices del traductor de turno.



Ciertamente Bendis sabía lo que hacía cuando, en Avengers Dissasembled, uso a la Bruja Escarlata para destrozar la versión canónica de los Vengadores, antes de introducir a sus “Nuevos”. Nadie estará en desacuerdo de que su serie no tiene nada que ver con la antigua, aunque según pasan los años y Bendis lee más comics y se deja guiar por Brevoort, ciertamente ha sabido emular el esquema de la serie anterior, sobre todo en el aspecto de coger personajes anodinos –como en su día podían ser Ms. Marvel, Wonder Man o la Bestia- y lanzarlos para siempre al estrellato. Así Bendis ha traido relevancia a personajes como Doctor Strange, Iron Fist, Ronin o Luke Cage, gente que un servidor jamás hubiera fichado para los Vengadores. Casi, casi, se le perdona lo de Lobezno y Spider-Man.



Eso si, sin la Bruja, la Visión, Hank Pym y demás, pues no hay “Vengadores” que valgan. Eso está claro. Pero los aficionados a la serie original estamos de enhorabuena: con la llegada a Mighty Avengers de Dan Slott, este se ha propuesto juntar en esta serie “secundaria” a los personajes que en su día formaron el corazón del grupo y del propio Universo Marvel. ¿Y a que no adivinais quien es el primer enemigo al que se van a enfrentar? Empieza por CHTH...

Uno le alaba con ganas el gusto y la inteligencia a Slott (¡great minds think alike, si señor!), aunque le hayan pisado la idea del retorno del dios primigenio o la del rollete Jocasta/Pym. ¡Que mal lo pasamos los lectores cuando los guionistas optan por una dirección para la serie contraria a la que nosotros creemos adecuada y que mal lo paso yo cuando deciden hacer exactamente lo que yo hubiera hecho de tener la oportunidad! ¡Estoy jodido!



El dibujante, Khoi Pham, no es que sea Pérez ni Byrne, igual no los ha leído, vete tú a saber... Pero parece suficientemente pasable como para disfrutar de un retorno al “Ayer” tanto de la serie como de nuestras lecturas. Eso si, si Pacheco, ya que no va a hacer la nueva Legión, se diese un voltio por esta serie, estaríamos hablando de clásicos en potencia. Ahí dejo la sugerencia...

Y por último, para confirmar indefectiblemente la etapa dorada de Marvel, comentar que mi último gran hallazgo viene también de la mano de los arcanos picos de Wundagore... Tras leer originalmente esta aventura, evidentemente, se me despertó el interés por los susodichos Caballeros, los animales evolucionados llamados Nuevos Hombres. Y al verlos aparecer hace poco en un par de números (con portadas de Davis) en la reciente serie Wolverine: First Class decidí adquirir el oportuno recopilatorio. Pues bien, cual no seria mi sorpresa cuando este comic, supuestamente dirigido a lectores imberbes y simplones, esta escrito por el enésimo nuevo talento de la Marvel: Fred van Lente.



La serie se sitúa en los tiempos de la llegada de Kitty Pride a los X-Men, compartiendo coprotagonismo con su mentor Logan. Lejos de ser un producto infantiloide y una pesadilla para la continuidad me asombró comprobar como los relatos de Van Lente encajan con las aventuras finales de Claremont/Byrne tan perfectamente como en su día los Untold Tales of Spider-Man de Busiek con el trabajo original de Ditko/Lee. Los comics están plagados de guiños y homenajes, cosas que sólo personas que han leído, y han releído y han disfrutado una serie pueden hacer. Van Lente triunfa ya también co-escribiendo Hercules y recordad que leísteis aquí primero que tenemos entre manos al siguiente “Dan Slott” o “Christos Gage”. Mención especial merece el dibujante español de ese par de números (también de Hércules o Hulk), Salva Espín, un nuevo talento con mucho futuro, si tuviera la adecuada guía editorial.




Mientras a Didio, le crecen los enanos y los mejores escribanos le echan borrones... ¡Menos mal que es “di Dio”, que si fuera “Dil Diabolo”...! “¡Mucho ha crecido la mano de Chthon si puede arrojar nieve sobre nosotros!” Gandalf dixit.