Los fans de Edgard Wright que se quedaron frustrados tras su marcha del Ant-Man de Marvel podrán consolarse sabiendo que la carrera del director sigue en alza, tal y como demuestra la presente cinta.
No les voy a contar las razones por las que un jovencito adicto al volante acaba conduciendo coches de atracadores, ayudándoles a escapar tras sus golpes.
Simplemente que, cuando por fin planea dejar esa vida junto a su recién encontrado amor, una humilde camarera -que no está nada mal- algo sale, como siempre, terriblemente mal.
Magníficamente dirigida y con una banda sonora fundamental para acompañar las escenas de persecuciones y más, goza de grandes estrellas en papeles perfectamente definidos, que merece la pena pararse a estudiar como reflejo de algunos de los tipos que hay en nuestra sociedad.
Lo del adolescente "superdotado" al volante y con lazos en los bajos fondos nos lo creemos. Lo del adolescente que vaya a dejarlo todo por que se cruzó en su vida una chiquita de su edad sin oficio ni beneficio, no se yo si eso se produce hoy en día en la realidad tan a menudo como lo otro.
Lo suyo es que se acostase con ella y se fuese a Las Vegas a gastarse el dinero con otras...
Afortunadamente, Wright sabe darle un par de vuelta a la historia para que ninguno de los personajes ni las situaciones queden tan previsibles como suenan en principio. ¡Y eh ahí su gran talento!
¡Vayan a verla, y abróchense siempre el cinturón!
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