"We in this country, in this generation, are-by destiny rather than choice- the watchmen on the walls of world freedom."
He tenido ocasión de ver ahora las dos partes en que Watchmen se ha adaptado a animación.
Seguro que, con Moore a la cabeza, hay quien opina que el cómic es inadaptable y que pierde y todos esos requiloquios.
Si verlo en la versión de Snyder encendió toda una revelación sobre cómo los viejos mitos estructuran las nuevas historias que nos entusiasman, en esta ocasión el nuevo visionado da para descubrir aún más referencias y conexiones en la historia, para apreciar su insuperada -en el cómic americano de superhéroes- profundidad y caracterización, su mecanismo de relojería, pero sobre todo, disfrutando de un mundo diseñado siguiendo el arte de Gibbons, y pudiendo ver a los héroes en movimiento, son los personajes los que cobran no solo las tres dimensiones de la animación sino una absolutamente humana.
Nunca antes el romance entre Nite-Owl y Silk Spectre ha parecido tan tierno, la frialdad del Doctor Manhattan tan inhumana, la tragedia del Comediante tan conmovedora, la integridad de Rorschad tan inquebrantable, el Narcisismo Psicopático de Ozymandias más espeluznante...
Nunca el misterio del asesino de héroes se ha disfrutado paso a paso, tal y como lo debieron hacer los lectores que siguieron el cómic original mensualmente.
Nunca ese homenaje a un puñado de irrelevantes comics Charlton ha sido más fructífero. Nunca el guionista aparece como un maravilloso alquimista que torna el plomo en oro. Nunca había estado más maravillado con la complejidad, la relevancia y la originalidad de su enfoque.
Nunca hemos sentido el peligro que puede desencadenar una ofensa, la vacuidad de quien se cree Dios pero no lo es, y el poder redentor del amor en medio del sinsentido.
Nunca los diálogos de Moore han resonado con mayor profundidad y peso.
“I don't mind being the smartest man in the world, I just wish it wasn't this one.”
Como podéis observar, se trata de una recreación de la historia original de Wolfman y Pérez con, por el momento, mínimos añadidos incorporando algún concepto central, comom Sandman, que aun no existía cuando se realizó la otra.
Lógico, al confirmarse que tiene tan solo cuatro números donde, como mínimo, hiciesen falta doce.
Así, de un vistazo, solo en estas páginas ya se han "comido" a Zauriel y cuatro Corps de colores. En fin...
La transgresión de enamorarse de una mortal y haberla condenado al Infierno despectivamente va a conllevar una epopeya para deshacer ese particular karma, una que pone en funciones la parte final de la serie.
Por que como sabemos, Morpheus triunfará en el rescate.
Pero así y todo, un "caballo de Troya" introducido subrepticiamente durante esa saga desatará inesperadas consecuencias...
Amor, demonios, venganzas, locura, sueños... ¡No os la perdáis, tiene de todo, como la Vida misma!
Habremos comentado en más de una ocasión que nosotros, como Kal-El, nacimos también en Krypton.
Cultural, simbólica y espiritualmente.
Llevamos 45 años viviendo en un mundo que escogimos -o el destino escogió por nosotros- como el de las películas de Superman interpretadas por el insuperable actor.
De ellas conseguimos el Conocimiento del Bien y del Mal, a movernos torpemente entre los humanos y a creer en la integridad y el sacrificio de los Héroes, y a mantener la Esperanza cuando caemos rascacielos abajo. Que las historias que sacrifican el amor y la inocencia deben siempre ser rescritas, contra toda fuerza, consejo, prohibición y edicto.
El documental que narra la vida de Reeves, con particular atención a su familia y como esta quedó afectada tras el fatal -de fato- accidente que le dejó parapléjico es una experiencia agridulce.
Devoramos con ganas cada detalle y declaración de la persona bajo la capa, pero sin duda sufrimos con la terrible lucha a la que se vio condenado.
Una en la que no hay Jor-El ni cristal de poder verde, más que el de la Esperanza, el Amor y la dedicación a una Causa.
Si Superman es el héroe de la niñez, Christopher Reeve, comandando aún más autoridad, respeto, cariño y admiración desde su silla de ruedas, es el espejo en el que debemos mirarnos los adultos.
La manera en que convirtió estar preso de su propio cuerpo, dependiente, discapacitado, en una nueva lucha por la Justicia de tantos miles de personas en su situación cuyas vidas visibilizó e hizo mucho mejores gracias a su Fundación.
Como muestra de que la ficción siempre antecede y da forma a la realidad, el último papel de Reeves antes del accidente fue el de un militar inválido, y el mismo se acusa de insensibilidad al no empatizar con el dolor de los enfermos cuando ensayaba para el.
No podemos ni queremos insinuar por un momento que el accidente fue un "castigo kármico", pero si reforzar la idea de que, en esa lamentable situación, el héroe se alzó tornándose de nuevo modelo de los muchos más de carne y hueso que son necesarios en el mundo.
Dios no es una "almohadilla cervical" que va por ahí evitando accidentes, dolor y catástrofes, sino la fuerza y el Sentido que nos hace sobreponernos a ellas.
Da mucha pena descubrir que el actor creció con un padre distante y autoritario y, a decir de sus hijos, reprodujo en parte esos traumas familiares, recalcando la idea de que el no era un héroe perfecto, ni aspiraba a serlo, ni lo sería nunca.
Sus hijos, que narran el documental, formado por cintas de video privadas, son su legado viviente, ahora continuando su labor dentro de la Fundación.
Y luego está su amistad con Robin Williams, que tanto empeño puso en hacerle la vida soportable entre payasadas y apoyo, para luego acabar enfrentando un destino igualmente triste, aún más que el de Chris.
Vidas que nos invitan a reflexionar sobre la nuestra y nuestro papel en el mundo, nuestro "discurso ante la ONU", o en los Oscars. Y les invitamos a hacer lo propio.
Curiosamente el TDHA que hemos descubierto que padecemos es considerado una discapacidad cuando, en realidad, es la sociedad construida por Neurotípicos la discapacitadora, no solo de personas con esa Neurodivergencia.
La vida nos ha arrinconado también en una silla, aunque nosotros aún gocemos de la capacidad de abandonarla a ella y al ordenador y dar algún paseito. Nunca tendremos la repercusión de una estrella como Superman, ni quizás un segundo bajo los focos.
Pero a el, Hombre y Superhombre, le debemos haber resistido y seguir esperando la ocasión de poner nuestro granito de arena para un mundo mejor.
Por que quizás, nuestro cohete personal atravesó alguna oscura nébula que nos despojó de nuestros superpoderes. Pero no de todos.
"6 historias 6" de Graham "Ghastly" Ingels en este nuevo volumen de la Biblioteca EC Comics.
Con ella se cubre de sobra el cupo de MIEDO al que alude el título.
Jack Kramen se ocupa de toda una serie de Cuentos "Grim" de la vieja Bruja, en los que la falta de la M aleja a cuanta hada poblase los de los hermanos alemanes.
Jack Davis nos lleva alrededor del mundo, con salvajes jaurías de lobos por el ártico y exóticas cazas -tabú- con lanza del jabalí en el Imperio Británico.
Y luego tenemos a los habituales ladrones de cuerpos en el cementerio, nuevos vecinitos inocentes que se revelan vampiros, transplantes de cerebro de hombre a gorila....
Pero como suele suceder son aquellos relatos basados en prejuicios u obsesiones los que nos dejan más impacto.
El mal no necesita venir envuelto en una capa de Transilvania o una maldición del Hombre Lobo, aunque también las encontrarán entre estas páginas.