En el se repasa la vida de ocho personajes femeninos de las primeras novelas griegas, helenistas y algunas posteriormente adaptadas en romances medievales incluso por nuestro Mester de Clerecía.
Por un lado el profesor quiere recuperar estas figuras que, pese a ser literarias, reflejan el hecho de que algunas mujeres, a pesar de que su lugar en el mundo griego estaba en el hogar y no más allá, supieron, aunque fuese en ficciones escapar de sus muros y mantener actitudes modernas, libres e individuales mucho antes de que se pusiera de moda.
Por otro nos recupera fragmentos de siete textos que gozaron en su día de gran popularidad y difusión en sus diferentes versiones y que sin duda nos animan a conocer mucho más sobre ellos.
Entre los personajes podemos encontrarlos tan variados como Santa Tecla, quizás la primera "fan" que, seducida por la voz y el mensaje de San Pablo abandonó todo para seguirlo...¡atravesando piedras de manera intangible y domando a las bestias que la iban a devorar en el circo!
Talestris, Reina de las Amazonas, visita al conquistador Alejandro Magno para pedirle que le engendre un hijo.
Ifigenia acepta resignada su destino para que los dioses suelten los vientos que lleven a los griegos a triunfar en Troya -inspirando muchos siglos después a la Shireen Baratheon de Juego de Tronos-.
Tarsia, la heroína del Libro de Apolonio, perseguida por su malvada madrastra que ordena matarla prefigura ya Blancanieves y hasta a la Cosette de Los Miserables.
Y es que, si nos permite nuestro erudito maestro un apunte, nos parece que muchas aventuras de estas heroínas de novela (muertes fingidas, raptos por piratas, naufragios, pruebas a su virginidad o castidad, paso por prostíbulos) bien pueden ya interpretarse como los avatares del Alma en su paso por el mundo material, siguiendo los ejemplos de Helena de Troya o Psique.
Lo curioso es ver cuan rápido las figuras femeninas toman en la novela el papel de los príncipes en desgracia del mito (Perseo, Teseo, etc...), humanizándose en el proceso y viviendo un particular "Camino de la Heroína", con sus propias pruebas e iniciaciones -en una versión más de folletín- pero que, arquetípicamente, suelen concluir con la Anagnorisis final: el retorno al estatus original y triunfo apoteósico.
En definitiva, el mismo proceso que ocurre ahora con los héroes del cine, que cuentan ya en su mayoría con versiones femeninas que los han sustituido en la pantalla para adaptarse a la moda.
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