viernes, 21 de diciembre de 2018

UN ASUNTO DE FAMILIA

Un ladronzuelo y su joven ayudante descubren volviendo a casa a una niñita de pocos años en la calle. Tras darle de cenar piensan devolverla, pero descubren que sus padres la maltratan y no la quieren, por lo que la incorporan a su peculiar familia.

Una abuela, una mujer, una "hermana" de esta la completan, pero como iremos descubriendo a lo largo de la cinta, en realidad las relaciones entre ellos son tan causales como las que tienen con la recién "adoptada" niña.


Esta muy premiada película lo es por mostrarnos que muchas veces las relaciones que escogemos son mejores y más fuertes que los propios lazos de sangre de la familia en que nacemos.

También por supuesto hace una radiografía cruel de la vida de unos pobres y descastados en el Japón de hoy en día, una suerte de Plácido de Berlanga que nos enseña cómo sobreviven (hurtos, engaños, prostitución, alcoholismo, explotación laboral, etc...) estas personas, a veces al otro lado de quienes llevan una vida "normal".


Es una reflexión sobre cómo nos marcan nuestras heridas emocionales y como, dentro de lo posible, hacemos por redimirlas, por evitar que otros pasen por donde nosotros hemos pasado.

Y es una crítica al sistema, tan incapaz de evitar que ocurran horrores como el maltrato infantil como de comprender y encauzar las emociones que comparte una familia así aunque, como en todas, también tengan un lado oscuro.


Timadores timados, abusadores legitimados, criminales arrepentidos, toda una serie de situaciones que cuestionan nuestra manera de juzgar y entender el status quo van pasando por la pantalla.


La moraleja es TREMENDA pero sencilla: La realidad supera cualquier intento nuestro por determinarla y calificarla, la naturaleza humana, con sus luces y sombras, no suele transcurrir por los canales que la sociedad alcanza a determinar.

Y de ahí parte mucho dolor.

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