En este caso, incluyendo a Lucifer y sus lacayos, transformado en un trasunto del Galactus marveliano.
Amenaza detenida en su día por el sacrificio de un grupo de Animals -Transformers que no son coches sino que se disfrazan de las bestias del título-, el hallazgo de una llave dimensional que custodiaron en la Tierra, despierta a sus malvados enviados que buscan hacerse con ella -y con la otra mitad, escondida en Perú.
Lo nuevo de esta entrega es que transcurre en los años noventa -con su cultura y música-, y el enlace humano es un ex-soldado experto en electrónica caído en desgracia y con un hermanito enfermo. El y una "interna" de un museo aportan un toque de realidad y los diálogos y escenas más divertidos.
A ello contribuye Mirage, un transformer con personalidad de negrata de barrio y poderes ilusorios. A su lado, el resto de los Transformers son igual de interesantes que un frigorífico Kelvinator de dos puertas, me temo.
Por lo demás, batallas de CGI, búsquedas a lo Indiana Jones -mencionado y homenajeado en la cinta- y un enfrentamiento en pleno Machu Pichu, pasando por una visita a Cuzco un poco copiada de la de 007 a Mexico por el Día de los Muertos.
Para los niños que compran los juguetes, divertida y espectacular. Los mayores la podrán soportar pero deja un regustillo de Dejá Vu.
Lo bonito, el mensaje de que SOLO TRABAJANDO UNIDOS PUEDE EL MAL SER DERROTADO.
Oh, y el lema de que los humanos también son "MÁS DE LO QUE TUS OJOS VEN", igual no le vendría mal interiorizarlo a ciertos "Decepticons" que andan entre nosotros.
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