El, que había errado por diez años, sufriendo penalidades, al llegar al fin a su añorada patria dejó de sentir nostalgia para sentir...aburrimiento.
Ya lo dijo Cavafis en sus magistral poema: No tengamos prisa por llegar, entretengámos y disfrutemos el trayecto, pues, aunque el lugar de origen no haya cambiado, nosotros si lo habremos hecho, y ya no será realmente el hogar del que partimos.
Algo de esto hay en esta COLOSAL -o, más apropiadamente, TITÁNICA- conclusión a las aventuras de su retoño Telémaco, expandidas, como las de su padre, mucho más allá de los confines del libro del ciego aedo.
Algo de eso, algo de Star Wars -ya lo dijimos en la reseña del vol. 3- y por lo tanto mucho de mítico.
El enfrentamiento PADRE/HIJO, la siempre dolorosa lucha por la individuación y, si hay suerte, la llegada de un reino más justo y menos tiránico es algo tan viejo como la Humanidad, es inspiradora de sus más profundos relatos.
A "Darth Polytropos" se le van a acabar yendo de la mano sus truquitos, como a Zeus con Prometeo o a Wotan con Sigfrido. Una misma historia, muchas formas.
Unos temas mucho más maduros y complejos en esta entrega que recuperan y actualizan el hondo calado de la obra original.
Sin embargo Kid Toussaints consigue que, cuanto más varía el argumento conocido, más plausible y conexa resulte la historia.
En manos de un artista menos capaz que Kenny Ruiz, hubiese eso acabado en un olvidable y confuso apócrifo.
Su trabajo es impecable en diseños de personaje y diseño de página, y absolutamente ESPECTACULAR, PODEROSO Y CINÉTICO.
Su trabajo es impecable en diseños de personaje y diseño de página, y absolutamente ESPECTACULAR, PODEROSO Y CINÉTICO.
Dejará en el lector la misma impresión que los que disfrutaron de las películas de Harryhausen en su momento.
¡Benditos Caballeros del Zodiaco, de los que Kenny ha interiorizado el que cada personaje tiene su particular ataque, su movimiento, su estela, su poder!
Por mucho que se empeñe en negarlo, Kenny está dibujando ya SUPERHÉROES, y si estos renacen algún día será de la mano de artistas de su ciclópea talla.
La Odisea, que tan tarde he leído yo, y que solo ahora comienzo a comprender, es una obra INAGOTABLE, y tengo para mi que aún guarda sus mayores secretos en espera de que la Academia y el conjunto de sus lectores la desvelen. Sigue, como Penélope, oculta tras el estandarte que esta tejía.
Yo espero poder poner mi "granito de arena" en las playas de Calipso en breve. Pero la existencia de esta singular, moderna, deliciosa y BELLA adaptación de los ETERNOS mitos sin duda hará mucho más para que las nuevas generaciones se aproximen a ellos.
Y uno no puede aproximarse a los Mitos sin sentir la NOSTALGIA que encierran y que arrancó a Odiseo de los brazos de la ninfa.
El viaje continua.
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