Curiosamente, John Stanley, autor también de los cómics de La Pequeña Lulú que si disfrutamos aquí gracias a Novaro, dedica el primer episodio al BULLIYING, a pesar de que entonces no se llamaba así.
Melvin es un monstruito tímido y LECTOR DE CÓMICS que comparte con los brutos de sus compañeros la pasión por el fútbol, entre otras.
Su padre también es un monstruo, pero no tanto como para no defender a su hijo de estos bullies.
La maestra Bruja, a pesar de que Melvin sigue queriendo ir a clase, se las apaña para intentar impedirlo. Y así van volviendo el resto de secundarios.
Hay que recalcar la magnífica edición de Diábolo y la exquisita nostalgia que nos invade leyendo estos cómics que tanto disfrutamos en la siempre sencilla y añorada infancia.
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