Leyendo la introducción de Alfredo Lara, director de esta colección y uno de nuestros eruditos en Literatura de Género y aventuras varias, se nos ocurre reflexionar sobre el desigual destino que aguarda a creadores en ocasiones muy similares.
Aquello de que "el que da primero, da dos veces", y cuan poco, en el fondo, depende el éxito de una empresa de su calidad intrínseca, y cuan mucho de las circunstancias, relaciones y ocasión en que esta se produzca.
Resulta que este autor, De Blas, desarrolló de manera sincrónica aventuras de capa y espada en el Siglo de Oro, y su personaje Alvaro de Roa, hasta comparte vivencias con el espadachín y "persona non grata" Francisco de Quevedo. Si, como el Alatriste de Reverte.
Así que si os gusta este último, seguro disfrutaréis de la trilogía de novelas que concluye con esta entrega.
Por desgracia, el autor falleció con solo dos novelas publicadas en una pequeña editorial que ni de lejos disfrutaron el éxito de su pariente más cercano, y no llegó a vivir para verlas reeditadas -junto a este tercer y postrer volumen- por Diábolo.
Con solo leer las primeras páginas se aprecia la calidad de la prosa del autor, la profundidad psicológica de sus personajes, y la denuncia de las injusticias que, entonces y ahora, se cometen en nuestro querido país.
De Blas es un profundo conocedor de las costumbres y novelas de ese periodo, juzgando por la fidelidad con la que describe a sus personalidades, instituciones, modos y maneras.
Con Quevedo misteriosamente encerrado en un convento se inicia una trama que sin duda no dejará indiferente a ningún aficionado a la novela histórica y los lances de capa y espada.
Descúbranla, como hemos hecho nosotros, disfrútenla, aseguren así la continuidad de una colección que nos deparará encontrar análogas maravillas literarias que la Historia, con sus traiciones e injusticias, ha intentado hurtarnos. ¡Esa es la venganza de los lectores!
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