domingo, 29 de noviembre de 2020

DAVID PROWSE: EL OSCURO PADRE QUE NOS ENSEÑÓ LA REDENCIÓN

Como ocurrió con Anakin Skywalker, el rostro de David Prowse durante muchos años nos quedado oculto a los aficionados a Star Wars (léase, A TODO EL MUNDO). 

No ha sido hasta el excelente documental español I AM YOUR FATHER, cuya inmediata visión recomendamos, que su figura ha sido restaurada.


En el se nos mostró hace cinco años a un David Prowse ya enfermo cuyo papel, como si estuviese maldito, le había acarreado la desgracia y el ostracismo. 

 Allí se reivindica su figura como actor, la importancia de su contribución a Star Wars y la revelación de sus problemas con Lucasfilm, que llevaron a su sustitución en buena parte de las escenas de Return of The Jedi por su doble de acción o, como en el caso de la famosa escena de su desenmascaramiento, por otro actor, quedando así el rostro y la figura de Prowse tan "desfigurados" como la del Jedi Caído.


No les voy a revelar el final, TIENEN QUE VERLO, pero los directores consiguieron a su manera redimir también al actor. 

Al parecer, la cosa empezó cuando Prowse soltó en una entrevista que "estaría bien que Darth Vader fuese en realidad el padre de Luke"... ¡Y ESTO SE PUBLICÓ ANTES DE TERMINAR EL GUIÓN DE THE EMPIRE STRIKES BACK

 Esa genial intuición y algún que otro equívoco más con la prensa de similar contenido le acabaron pasando factura con la productora, que jamás contó con el para nada.


Antes de ser Darth Vader, quizás debido a eso, Prowse había sido dos veces el Monstruo de Frankestein para producciones de la mítica Hammer. En una de ellas, acompañado por Peter Cushing, compañero y amigo. 

 Esa es la razón en la que, en el Episodio III, Vader se alza de la mesa de operaciones rompiendo sus sujecciones en un claro homenaje a la Criatura.
   

Lo curioso, o debería decir, lo misterioso, es que -como no es la primera vez que sucede con actores- en ambos casos el arquetipo del personaje es el mismo. 

 Vader, como Frankenstein, representan la figura del ÁNGEL CAÍDO, la pasión desatada sin límites, que abrasa y consume.


Ambos estrangulan -uno, a distancia- y ambos matan niños. 

Frankenstein, como el Lucifer de Milton, se lamenta de su condición -que es la humana-: ¡¿Por qué haber sido creado así, como un monstruo asesino, y no con la naturaleza inmaculada de un ángel...?!

Las deformidades de las que acusa a su creador son, claro, LAS MORALES.


Vader es un monstruo callado, de hechos más que palabras, representando la inevitabilidad del DESTINO, que es en realidad la armadura que lo encierra. 

Vader es preso de sus propias acciones, mecánico, "inevitable", y luciférico es el ofrecimiento que, tras la anagnórisis de la revelación paternal, hace a Luke: Únete a mi y gobernaremos el Universo o "Todo esto te daré si te postras ante mi".


Solo cuando ve en Luke el Jedi que el nunca fue, Anakin tiene su propio momento de revelación y ahí culmina dicho destino. El "moderno" Prometeo, queda así desencadenado. 

La genialidad de Lucas -y sus guionistas, no los olvidemos- no es convertir a héroe y villano en familia -eso ya estaba desde Wotan/Sigfrido, duelo de lanza y espada incluido, y aún antes- sino mostrarnos, en esa genial escena en la Cueva del Mal de Dagobah, que lo que Luke tiene que enfrentar no es en realidad "su padre", si no el mismo, su propio lado oscuro.


Luke es el Cristo que redime a Adam, el Sigfried que redime a Sigmund, el Hércules que libera a Prometeo y, así mismo, análogamente al héroe griego, los restos "mortales" de Vader son consumidos en una pira. 

¡Fíjense ustedes, como Frankenstein en la novela (o, en el cine, los molinos)!

Como Sigfrido en las llamas del Ragnarok. Como Gollum en el Orodruin. Como la Cizaña de la Parábola al llegar el día de la siega. Como Troya. 
    

Y en los wagnerianos -williamsianos, que también derivará adjetivo- acordes del tema de la Fuerza (alternativo) se nos revela que, más allá del Binary Sunset, hay parte que no habíamos aún comprendido, acordes secretos que solo se harán manifiestos tras esa aniquilación. 

David Prowse nos reveló que, en realidad...¡ES NUESTRO PADRE! El de todos. Y que hasta, para un ASESINO DE NIÑOS, queda ESPERANZA.  Nunca olviden esto.

¡Gracias, papá y...MAY DE FORCE BE WITH YOU!

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