jueves, 5 de abril de 2018

KRYPTON: DESTRUIDO ANTES DE ARRANCAR

CONTIENE SPOILERS

Mira que la estatua "prestada" de la Fortaleza de la Soledad me despertó la curiosidad, pero Krypton no es más que el enésimo fracaso de David S. Goyer tratando personajes DC.

Un estatus de guionista realmente envidiable: no importa la de veces que falles, te siguen dando trabajo.


Basándose mucho más en el Krypton de Donner que en cualquier otro, la serie tira todos sus cartuchos en una primera escena donde se juzga al abuelo del abuelo Superman, evocando el famoso juicio de los Criminales de la Zona Fantasma.

Resulta que avisa de una amenaza -la de Brainiac- y el consejo de turno, con toques de religión fanática, no lo creen.

Todos sabemos que al final tenía razón: llega Brainiac y se lleva Kandor.


Bien, pues la primera en la frente: Eso hace bastante poco probable que cuando su bisnieto Jor-El vuelva a avisar de una amenaza, TAMPOCO LO CREAN, cuando la familia ya tiene un curriculum de predictores de catástrofes planetarias.

Remedo sin imaginación y que además imposibilita la lógica de hechos futuros.


Luego llega el misterioso Adam Strange -que confiesa haber bautizado el al Zeta Bean, sorry Sardath- y le da el pendrive familar con las crípticas instrucciones de que "busque la Fortaleza" (el oculto laboratorio del abuelo).

Cuando el prota consigue llegar allí...¡resulta que Adam ya sabía ir el solito hasta el recóndito lugar, lo podría haber llevado el directamente!

Y así todo, una serie que solo se aguanta con el cerebro apagado.


El resto de personajes, pues de teleserie, amores, novias, malos codiciosos y demás.

Mucho nombrar las castas y demás pero la serie no consigue introducir nuevos conceptos propios que te hagan interesarte por ese Krypton, que sale perdiendo hasta frente al que hemos podido atisbar en Supergirl.

Además es un planeta moribundo en que el que están claramente ausentes las "Maravillas" de la etapa de Weisinger.

El gran misterio parece ser quien se oculta tras la máscara del sacerdote de Rao, que supongo que se tratará de alguien ya conocido, tipo Lex Luthor o similar.


Goyer se ha fusilado los conceptos del Thanagar de Hawkworld, dividiendo la sociedad entre los ricos y nobles de las alturas y la gentuza de los bajos fondos. Unos bajos fondos que obviamente no pintan nada en absoluto en este planeta, avanzado, científico y utópico.

La sociedad regida por la genética debe mucho a la versión de Byrne, una bastante estéril en todos los sentidos en cuanto a lo que atañe a la leyenda del personaje.

Dan especialmente vergüenza ajena las apariciones del holograma del abuelo...¡que no es un holograma, claro, es el actor puesto ahí delante del otro actor, y ni se han esforzado por darle un toquecito de efectos!


Pero por más que el compositor de la musiquilla se esfuerza por remedar algún acorde, con diferencia lo que más se echa de menos en este Krypton es la música de Williams y la grandeza que evocaba.

Lo más sorprendente, para los morbosillos, es ver al abuelo de Superman en la cama...¡con una Zod!

¡Y del Simio Come-Uranio, ni rastro! Vamos, ¡que no se perdió nada cuando explotó!



DC: ¡DONDE LAS LEYENDAS VIVEN!, perdidos en la Jungla Escarlata.

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