Pero en este reciente estreno que aún podéis pillar en los cines, en cuyo guión participa Helio Mira -a quien conocemos tantos años que nos cuesta llamarlo solo "amigo"- los hemos disfrutado tanto admirados por el poder del arte para reflejarnos a nosotros y a nuestra sociedad como por la habilidad y mesura con que director, guionistas y creadores lo han hecho en esta cinta.
Cine negro, negrísimo, cuenta la sencilla historia de un padre, magníficamente interpretado -como lo están el resto de personajes- por Fernando Tejero que, al salir de la cárcel intenta recuperar a un hijo que, en ausencia de la figura materna, ha acabado metiéndose en líos.
O lo han metido, que en estas cosas -como nos recuerda el sermón del cura- "los pecados de los padres viven en los hijos".
Temas bíblicos y clásicos para esta película rodada en Murcia pues al protagonista también lo persigue una sombra -fatum- que parece dar al traste con todas sus iniciativas.
Su intento por recomenzar o reconducir lo que le queda de vida pronto se irá al traste por las deudas de juego de un hermano y otros eventos del pasado familiar que, sufridos por Coque, no le dejan mayor opción.
Grande también Oscar Casas a quien auguramos -si es que no la tiene ya- una carrera tan brillante como la de su hermano Mario.
Su interpretación del hijo -mecánico, fiestero, buenorro y buenazo- es uno de los muchos detalles que da verosimilitud al mundo y a la España noir en la que vivimos.
Grandes villanos rurales, de los que hacen grande al oponente.
Y poco más podemos contar sin hacer spoilers.
Vayan y véanla -yo he descubierto con gozo que las entradas de cine español valen LA MITAD que las demás- y disfruten de esta pequeña joyita donde todos y cada uno están donde tienen que estar.
Nunca es tarde para obrar y la cinta anima a corregir los errores del pasado.
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