CUANDO ACABA LA FIESTA: LA BARCELONA DEL PROCÉS Y EL CORONAVIRUS, POR MONTESOL Y RAMÓN DE ESPAÑA

Recuperando a dos personajes de La Noche de Siempre (1981) y Fin de Semana (1982) los autores, que han envejecido como ellos, usan a estos maduritos desengañados de todos a los que la vida no les ha salido como pensaban -¡ya hay que tener mucha imaginación para que nadie en España concibiese entonces donde nos íbamos a encontrar ahora!- para mostrar la Barcelona actual y, suponemos que con algún apunte personal, enseñar la perspectiva que se gana y las ilusiones que se pierden al llegar a la madurez.

     

Uno tiene una hija lesbiana, obesa y feucha cuya madre murió en el parto, una pérdida que no ha podido superar. La chica, idealista ella, es separatista y tiene una novia metida en asuntos complicados.

   

Al otro, la esposa con la que convive lo pone de patitas en la calle por que, tras tantos años, se les apagó el amor y ella quiere más espacio (¡y además pagó el piso!).

   

Con posibles, ambos intentan ahogar sus penas en alcohol, drogas y entre jovencitas un tanto gerontófilas, que los idolatran por haber vivido su juventud en los años ochenta.

"Carpe Diem", pero tarde o temprano, a todos los Dioses les llega su OCASO.