jueves, 24 de enero de 2019

LA CASA DE JACK

Ya sabiendo que se trata de una película de Lars Von Trier sabemos que es una de las de "pensar".


Matt Dillon interpreta a un asesino en serie que le va cogiendo el gusto a la cosa, aunque hay que admitir que algunas de sus víctimas se lo habían ganado a pulso.

Por desgracia, también tiene trastorno obsesivo compulsivo, por lo que acaba regresando veinte veces a la escena del crimen para limpiar las manchas de sangre que el solo imagina.


Una película que nos quiere introducir en la mente de un asesino perturbado y que acaba mostrando explicitamente la violencia, pero a la vez la equilibra con una sana dosis de humor MUY NEGRO dados los aprietos y situaciones ridículas en las que acaba metido el protagonista según sube su cuenta de cadáveres.


Por más descarado que se vuelve en sus crímenes, parece ser que una fuerza superior lo protege.

Toda la película conversa con una voz y evalúa su vida pasada, conduciéndolo al previsible desenlace.


Y es que el acto final es todo un homenaje a la Divina Comedia, con el mismísimo Virgilio como guía en su descenso a los Infiernos.

Interesante actualización mítica aunque el previsible castigo acaba siendo un tanto maniqueo si no beato, desluciendo todo el trabajo de "humanización" anterior del asesino.

Insistimos: Peli para pensar.

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