La película trata sobre un matrimonio que decide adoptar un niño...¡pero acaba adoptando a tres hermanos!
Guiados por los profesionales de Servicios Sociales, lo que en un principio parecía pan comido acaba tornándose en una gran odisea vital para padres e hijos, sobre todo cuando reaparece la madre biológica queriendo recuperarlos.
Todo esto puede sonar a "sermón", y sin duda lo es, parcial y ficticio en parte -aunque está basada en la propia historia del guionista-, la realidad seguramente es aún más trágica y problemática de lo que se nos muestra; pero os aseguro que, como dice Mary Poppins, la píldora pasa mucho mejor con un poco de azúcar.
Y en este caso la azúcar es un maravilloso guión que enlaza un inteligente diálogo con otro, conmoviendo además desde los primeros minutos sobre la dura vida de los niños que acaban en el sistema de adopción, rodando a veces de una casa a otra.
Magníficos actores y actrices que realizan ese difícil trabajo de parecer PERSONAS NORMALES Y CORRIENTES.
Y luego llega Margo Martindale haciendo de abuela y se roba toda la película con dos escenas. ¡Creo que la he visto solo en dos películas y ya la adoro!
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