Por una cuestión generacional -no estaba casi en activo en mis comienzos como lector- Gil Kane fue, creo, uno de los últimos Titanes que llegue a admirar.
Quizás a través de la reverencia que destilaban los guiones que Alan Moore pergeño para él en Awesome.
El caso es que desde entonces he descubierto su verdadera altura, motor de la Silver Age DC, consagrador de Spider-Man, portadista supremo de la Marvel de los '70...
Pero sobre todo un intelectual, uno de los primeros teóricos de los cómics, una personalidad digna de conocerse y un trabajador que siguió dibujando y ejercitando su lápiz hasta sucumbir a su larga enfermedad.
Una de sus etapas más populares fue la que realizó con Superman a principios de los '80, a la que pertenecen estas ilustraciones.
Ya iremos recuperando su inmenso legado. ¡Va por ti, "My Boy"!
3 comentarios:
Su nombre hay que escribirlo con letras bien grandes, además, recientemente conseguí el que fuera su último trabajo, que también fue el último de otro gran genio como John Buscema, el prestigio Superman Blood of my Ancestors
Evidentemente, Kane era un gigante, su Spider-man (destacando el entintado por Romita) es de lo mejor del género, más todo el trabajo que realizó en décadas anteriores y que aquí (bueno, y en los USAs también) desconocemos.
Otra característica de Kane es que le gustaba diseñar trajes continuos, sin cinturón (Green Lantern, el Capitán Marvel “marvelita”,...). Me recuerda a Pérez y su aprecio por los trajes no-simétricos (Terminator, Taskmaster,...)
Hace un tiempo por estos mundos de internet leí un artículo sobre la época de Shooter en Marvel y el follón que éste montó para no devolver sus originales a Jack Kirby (uno de los garbanzos negros en el currículum de este gran editor en jefe, por mucho que se excuse en su papel de hombre de empresa). En él se explicaba como al final averiguaban que, incluso en medio de todo el jaleo, dichos originales se estaban vendiendo por caminos poco legales a través de un gran dibujante que los sacaba de la editorial (al final a Kirby Marvel le devolvió cuatro tonterías). No recuerdo bien si se decía el nombre, pero por los datos se podía deducir de quien se trataba, y la persona te caía a los pies. Si me confundo o recuerdo mal, agradeceré que alguien me saque de ahí, y como siempre hay que recordar la separación que debe hacerse entre un autor y su obra (como con Elia Kazan). Aunque cuesta, leñe, cuesta.
Y un adelantado a su época, ya se dedicaba a afirmar que los cómics de género no deberían ser sólo sobre superhéroes, ni sólo para el público adolescente. Blackmark es una verdadera joyita.
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