Hasta ella han llegado las adaptaciones cronológicas de Dark Horse, y esta edición sigue empeñada en diferenciarse de la de los cómics Marvel de los setenta, quizás ahora más que nunca.
Ciertamente el relato de Howard, lleno de simbolismo mítico y mitológico, adolece de una carencia en el protagonismo de Belit, que a penas cruza un par de frases con Conan antes de culminar su glorioso destino de valquiria Hyborea.
Brian Wood nos ofrece una relación del bárbaro y la reina pirata llena de detalles, de nuevas aventuras y de miedos y problemas realistas y adultos.
También hace una clara elección por eliminar de las aventuras de Conan los elementos fantásticos: ni dioses, ni magos, ni animales monstruosos asoman sus narices -hasta el final- por estos cómics, lo que ayuda a dotarlos de una mayor verosimilitud histórica, aunque a los viejos aficionados les resultará un enfoque un tanto extraño y espartano.
Guiones actuales para viejos personajes que los mantienen en boga y resaltan nuevos aspectos de los mismos. Aún para los fans más acérrimos, esta será una lectura sorpresiva y diferente.
A destacar el gran trabajo que hacen todos los artistas, con Becky Cloonan a la cabeza, cuya aportación supone una análoga revolución gráfica en las aproximaciones al personaje, sin relación con los dibujantes que hemos visto hasta ahora en la etapa Dark Horse.
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