Cada vez que uno abre un Usagi es como si el tiempo se parara y te sumergieras en el apacible mundo fantástico japones que Sakai retrata con una verosimilitud digna de ser premiada.
No puedes evitar que la serenidad de Usagi y los sabios personajes que lo acompañan te inunde, igual que no puedes dejar de agradecer la implacable justicia con que castiga a los malvados.
No puedo imaginar que tipo de lector no va a ser atrapado por el fantástico mundo del japón feudal y el realismo mágico con que Sakai nos deleita con sabiduría de monje Zen.
Pruébalo si no lo has hecho y si ya lo conoces, compártelo.
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