Por eso, este reencuentro treinta años después resulta más que familiar. Aunque, en este caso, "el cuento ha cambiado" bastante.
Este volumen, el primero que publica Dibbuks del personaje, es una especie de "Elseworlds", que coge a los personajes de la serie y los sitúa en unas coordenadas históricas reales, la de la ocupación de Bélgica por parte de las tropas nazis. Ya se sabe: Los nazis siempre son los mejores enemigos.
Curiosamente, los nazis, caricaturizados como los Romanos de Asterix, se integran perfectamente en el mundo de Spriou, y viceversa.
La aventura tiene un tono muchísimo más adulto, pues retrata bastante fielmente los problemas y realidades de la ocupación, y los movimientos de la Resistencia.
Y este es uno de sus magníficos valores: el reflejar en estampas de línea clara cómo era la vida y los rincones de Bruselas a mediados del siglo XX.
Pero sin duda choca mucho más el cambio de tono que proporciona la "rubia valquiria" que persigue tanto a Spriou como a Fantasio tratando de meterlos en su cama.
El volumen por lo tanto es todo un acierto, por que a la vez que recupera a Spirou para sus lectores españoles, lo hace de una manera muy especial, que vuelve a demostrar las infinitas posibilidades de los cómics.
Un Spriou que ha crecido cómo sus propios lectores, que sin duda preferirán la "fräulein" al Marsupialami...
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