En este caso, el hijo quiere ser guitarrista y el padre quiere que sea el siguiente de una inabarcable generación de bravos toreros. Un amigo militar y la chica por cuyo amor que pelean completan los protagonistas y la manida trama.
La competición amorosa se verá intervenida por los dioses del inframundo, que usan a los humanos para dirimir una ultraterrena apuesta entre ellos. Este si, un tema clásico y más o menos interesante.
Sin embargo, ambos planos se verán lastrados por los diálogos más funcionales jamás concebidos. La línea más corta entre tener la idea y tener la película echa, eso son los diálogos. Previsibles, manidos y muy poco o nada graciosos.
Lo único que podemos alabar en esta producción es el diseño, el de los mundos y el de los personajes, que desborda color, energía e imaginación, basándose en los diseños de la cultura mexicana para la fiesta de El Día de Los Muertos.
Detalles en los detalles de los detalles que nos hacen perdonar esta visión de Mexico como la compilación de todos los TÓPICOS del mundo sobre esta cultura.
Quizás si los personajes tuvieran acento mexicano se nos hubiesen hecho más divertidos.
Por lo demás, véase solo si se ha de entretener a los sobrinillos durante un par de horas...
2 comentarios:
tienes razón tal vez si se hubiesen adentrado más en patrones culturales, esto hubiese sido mucho mejor......saludos desde México
Sebastian O
Yo me sigo quedando con Grim Fandango, aunque ésta tiene más colorines, es más cercana a La Novia Cadáver.
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