jueves, 18 de mayo de 2023

ABUELITO DIME TU, POR GUILLERMO MEDINA : "NUESTROS INFLUENCER FUERON ESTOS..."

Tras años AGOTADÍSIMAS las tres ediciones que ya ha tenido este exitazo editorial, que como comenta el autor, fue en su día uno de los primeros en despertar la ahora ubicua nostalgia de aquellos años setenta y ochenta en los que nuestra generación tuvimos nuestra infancia y, debido a sucesivos acontecimientos históricos, vivimos bajo la ilusión de que PROGRESÁBAMOS.
   


Mi "Magdalena de Proust" es sin duda los cómics de la serie Heidi. Junto con los Don Miki, fueron estos los primeros que mis padres comenzaron a comprarme cuando veníamos al médico a Madrid (en estos momentos, se está cerrando ese círculo, creánme). 

Yo aún recuerdo salir del antiguo excalestry de Atocha y, en frondoso césped del que ahora es Paseo del Arte (antiguo Recoletos), parar en el kiosco que exhibía las inolvidables portadas con la orla de cabritas.
   

Como casi todas las grandes historias de huerfanitos que no crecen con sus padres, Heidi tiene un transfondo mítico, wagneriano, de novela pastoral y, a través de eso, en última instancia PÁNICO -relativo al DIOS PAN, en la mitología griega, pastor primordial, junto a Hermes-. 

¡No me negarán que ese abuelito no es la viva imagen de Odín, sobre todo el marveliano! Y nadie mejor que la señorita Rottenmeier y sus reglas para ejemplificar al tirano demiurgo del mundo inferior, allí simbolizado por Frankfurt. 

Afortunadamente, ya sabemos que Heidi regresará al reino del esquivo Señor de las Cumbres -que, como el ciervo céltico, simboliza el Otro Mundo- y allí, oh milagro, una particular anagnórisis en forma de susto vacuno -la Io griega, o la Isis Egipcia- devolverá sus piernas a Clarita, como si del tullido Rey Amfortas se tratase. 

 A nosotros también nos vendría bien una temporada en los Alpes...
       

No sería muy justo ni es el objeto de esta reseña de un libro que, claramente, se vende solo, entrar en diatribas de si esos dibujos son mejores que los de ahora. 

Lo cierto es que aquellos eran dibujos para niños que también disfrutaban adultos, mientras que ahora, con el boom de la animación, son los niños los que -no me lo nieguen- acaban viendo cualquier película o serie de animación para adultos, unas que ni siquiera nosotros podemos disfrutar.
La gran diferencia, claro, estriba en que aquellas adaptaban clásicos, mientras que las de ahora son personajes e historias originales. 

Es difícil, por muy libre que sea la adaptación, que alguien enseñe más y mejor que HOMERO, en Ulises-31, CERVANTES en el ahora elogiado Don Quijote de Cruz Delgado, VERNE en Willy Fogg o DUMAS en Los Mosqueperros.
Si yo tuviese hijos, que afortunadamente para ellos, ni los tengo ni los tendré, no les permitiría ver nada que no esté en este libro hasta cumplidos los 21 y terminada la Universidad. 

En lugar de eso, pues ahí los tienen, con 6 años y su canal propio de Tik-Tok. Dice nuestro querido y admirado editor que andamos siempre mentando el APOCALIPSIS y lo cerca que está. ¡Nos lo enseñó SUPERCOCO, Lorenzo, la diferencia entre LEJOS...Y CERCA! ;-p

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