lunes, 29 de mayo de 2023

DE HOMBRES Y OTROS MONSTRUOS, POR MARTIN SIMONSON: PROMETEOS, CRIATURAS REBELDES Y... SOMBRAS

Hemos aparcado unos momentos la lectura del resto de ensayos Tolkienianos de este sello para disfrutar del análisis del Prof. Simonson de dos de las obras más profundas e influyentes -en nosotros y en el presente- como son las de Mary Shelley y R.L. Stevenson. 

 Aunque como veremos, lo de aparcar a Tolkien no es completamente exacto.
   

Con su iluminador método académico, Martin comienza por repasar la literatura de Terror del Siglo XVIII, haciendo de nuevo incapié en esos hitos de la literatura gótica que son El Castillo de Otranto y El Monje, Wallpole y Lewis.
   

A través de dichos comentarios nos ubicamos en las tensiones de la Inglaterra Victoriana que -al menos para nuestra visión- no difiere tanto de la actual en lo de "virtudes públicas, vicios privados".
   

Así, lleno de agudas reflexiones, como la de la Criatura del Doctor Frankenstein con la Naturaleza (fuego y hielo son su principio y final), su aprendizaje y destierro de la cabaña del ciego (¿quizás figura de Homero o el propio Milton?) y su -legítima o no- ira y venganza cuando, tras intentar integrarse, se ve rechazado. 

 Me ha recordado leyendo ese crucial momento en que Jean Valjean canta "For I have come to hate the world, a world that allways hated me".
   

Así, llegamos a la reflexión de que el "MALVADO" no es otra cosa que un BUENO HERIDO, humillado, rechazado, perseguido, al que no le queda otra opción que, puesto que su buena voluntad no le trajo más que dolor, invertirla para adaptarse al oscuro mundo en que nació.
   

Valjean, claro, se redime, por que en su "cabaña" encuentra al Obispo que le muestra caridad y perdón. Tampoco es que eso lo libre de la persecución ineludible de su particular Furia, Javert, a la que solo la compasión y misericordia hará ver lo errado de su comportamiento. 

 La Criatura se lanzará a una orgía de muerte y destrucción al fracasar de nuevo en obtener de su creador más que desprecio.
     

Por supuesto, como indican las lecturas de este Monstruo erudito -el de la novela, no el de Karloff-, el es una figura del Lucifer de Milton, que reprende a su creador. 

 Pero, sin "spoilear" más los hallazgos de Simonson, aprovechamos para apuntar un par de ideas que, siendo devoto de Tolkien, esperemos que le resulten útiles.
       


"El moderno Prometeo" del subtítulo, a nuestro entender, no se refiere al Doctor, sino a la Criatura. Es una referencia al Prometeo Encadenado de Esquilo, en el que el Titan prisionero representa a la Humanidad caída, atrapada en el plano material. 

 Desde su cautiverio en el Caúcaso, recrimina al tonante Zeus -el que manda el rayo que despierta al Monstruo- la crueldad de ese castigo, a la vez que profetiza -sin revelar como se producirá- la eventual derrota de este a manos de su progenie -engendrada en mujeres, las descendientes de la irresistible Pandora, que hace caer a Zeus en su propia trampa.
 


Así, como eco de Esquilo y el Lucifer de Milton, la Criatura -que también se encuentra con su creador en lo alto de una montaña- le espeta al Doctor: "Debí ser tu Adán y soy tu Lucifer", o en otras palabras: ¿Por que pudiendo haber creado un Angel has creado un demonio...? 

 Una profunda cuestión que revela que el hombre, aún preso de sus más bajas pasiones animales -y peores que las animales- no por ello deja de alcanzar la idea de su estado y naturaleza edénica anterior, revelando a su creador y al del universo como el Demiurgo menor de los Gnósticos y demás.


Por otro lado, la relación Victor/Criatura es idéntica a la de Frodo/Gollum. Su sombra exteriorizada. 

Por eso lo persigue a todos lados donde va, por eso muere idénticamente abrasado en el fuego. 

Surge -como homúnculo- de la Alquimia y solo puede quedar purificado por la "Calcinatio" (como Hércules, cuya pira consumió cuanto de mortal tenía, siendo catasterizado cuando esta quedó apagada por un rayo de Zeus, mostrando al fin misericordia). 

 El reciente cómic de Mignola continúa las aventuras del Monstruo que ha sobrevivido a la Pira, aunque suponemos que, por tensión dramática, algo de sombra haya quedado en el personaje, en busca de redención.
     

Nos quedamos ya sin tiempo ni espacio para hablar del Doctor Jekyll & Myster Hyde

Baste decir que la revelación de que el propio Stevenson ejercía de respetable hijo por el día y vagabundeaba los antros de Glasgow por la noche vale ya la lectura del comentario, que hace hincapié en las tensiones y secretos de la Inglaterra Victoriana.
En un tono menos mítico pero igual de profundo y psicológico Stevenson ofrece una versión moderna del monstruo, uno que las drogas desatan y que, por la adicción y los placeres que producen y que disfruta desencadenando su sombra, amenaza con tomar control total de su voluntad. Y en esas estamos... 

Asómense a las noticas -o a la ventana- si se atreven y verán pasear por su ciudad a todos los Hydes, solo que sin chistera, capa ni bastón. 


Simonson deja unas certeras preguntas al lector y el es quien debe responderlas -en el "caso", cada vez más "extraño" de que, como el Monstruo de Frankenstein, aún lea. 

Este particular sobrino de la Familia Munster les recomienda ir al Norte y buscar la Pira, o a Mordor si prefieren el Monte del Destino. Pues todos los caminos conducen allí. 

Tarde o -si viven en Puebla- temprano.

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